Um Abdulaziz, excristiana, Estados Unidos (parte 2 de 4): Jesús en el cristianismo
Descripción: La continuación de la investigación sobre la divinidad de Jesús basada en referencias cristianas.
- Por Um Abdulaziz
- Publicado 26 Nov 2012
- Última modificación 26 Nov 2012
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Busqué algunas de las “pruebas” presentadas para sustentar la divinidad de Jesús, la paz sea con él. Algunos afirman que los milagros que él realizó son pruebas de su divinidad, pero una mirada detallada nos muestra que los milagros que Jesús realizó, la paz sea con él, también fueron hechos por otros: caminar sobre el agua (Éxodo 14:22), resucitar a los muertos (1 Reyes 17:22; 2 Reyes 4:34, 13:21), curar a ciegos y leprosos (2 Reyes 5:14, 6:17, 6:20), multiplicar los alimentos (Reyes 4:1-7, 4:43-44), expulsar a los demonios (Mateo 12:27; Marcos 9:38; Lucas 11:19). Está claro que los apóstoles sabían que estos milagros solo habían sido posibles gracias al poder de Dios.
“Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes con milagros, señales y prodigios, los cuales realizó Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben”. (Hechos 2:22)
Y a aquellos que sanó entendieron también esto y glorificaron y alabaron a Dios (Mateo 15:31, Lucas 13:13, 17:15 y Hechos 4:21). Jesús mismo le suplicó a Dios antes de resucitar a Lázaro de entre los muertos, rogándole a Dios que hiciera de esto una señal para la gente “para que crean que Tú me has enviado” (Juan 11:42). Jesús, la paz sea con él, le dijo a sus seguidores que si tenían fe podrían hacer lo mismo que él hacía (Mateo 21:18-22), que “el que cree en mí, las obras que Yo hago, él las hará también” (Juan 14:12); y advirtió incluso que “surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar”. (Mateo 24:24)
También fue necesario que reflexionara sobre por qué en el cristianismo, Jesús, la paz sea con él, tenía que ser divino. ¿Por qué tenía que existir la deificación de un hombre? La corriente principal del cristianismo enseña que Jesús tenía que ser divino para que su muerte fuera suficiente para la redención de todos los pecados del hombre. Entonces, tuve que preguntar: ¿Dios murió entonces? “No”, fue la respuesta que recibí. Solo el Jesús hombre murió. ¿Entonces por qué no era suficiente la muerte de un hombre? El cristianismo enseña que todos los hombres son imperfectos debido al pecado que heredaron de su padre Adán, pero Jesús estaba libre de esta mancha de pecado debido a que no tuvo padre. Mientras más profundicé sobre estos argumentos, más se desmoronaban ante mí.
¿Acaso Jesús, la paz sea con él, no nació de una mujer? ¿María no era descendiente de Adán y Eva, quienes pecaron ante su Señor? Creer en el concepto de un pecado original que es transmitido de generación en generación, es creer que Adán y Eva pecaron y que nunca fueron perdonados del todo. ¿Cómo puede un Dios justo y amoroso pedirme cuentas por iniquidades que jamás cometí? ¿Cómo puede un Dios misericordioso y compasivo hacerme responsable de agresiones que no tenía el poder de prevenir o impedir?
No encontré que Jesús, la paz sea con él, ni ninguno de los Profetas que lo precedieron en la Biblia, enseñara este concepto de pecado original. Jesús, la paz sea con él, enseñó sobre la naturaleza pura del niño: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se los impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos” (Marcos 10:14). Dios siempre actúa de forma justa. “Quien es justo practica el derecho y la justicia... Tal persona es justa, y ciertamente vivirá... Pero bien puede suceder que esa persona tenga un hijo violento y homicida, que no siga su ejemplo… Por haber incurrido en estos actos asquerosos, será condenado a muerte, y de su muerte solo él será responsable... ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo” (Ezequiel 18:5-20). “Cada uno morirá por su propia iniquidad” (Jeremías 31:30). ¿Por qué han de tomarse literalmente las declaraciones de Dios respecto a castigar la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generaciones, halladas en Éxodo 20:5 y en Deuteronomio 5:9, cuando en la Biblia se encuentran muchos otros versículos que contradicen esta idea? Por ejemplo, Deuteronomio 24:16:
“No se dará muerte a los padres por la culpa de sus hijos, ni se dará muerte a los hijos por la culpa de sus padres. Cada uno morirá por su propio pecado”.
Fue muy interesante para mí aprender que en el Islam, la culpa de haber tentado a Adán no recae sobre Eva. El Islam enseña que tanto Adán como Eva fueron engañados por Satanás y pecaron. Luego, ellos suplicaron: “¡Señor nuestro! Hemos sido injustos con nosotros mismos, si no nos perdonas y nos tienes misericordia nos contaremos entre los perdedores” (Corán 7:23). Y su Señor los perdonó (Corán 2:37)[1] Dios le dice al musulmán:
“Cualquier pecado que alguien cometa es en detrimento propio, y nadie cargará con los pecados de otro”. (Corán 6:164)
Sin embargo, en las epístolas del Nuevo Testamento tomó forma una nueva doctrina, la doctrina de que Jesús, la paz sea con él, se entregó a sí mismo como una “ofrenda y sacrificio fragante para Dios” (Efesios 5:2), que no es simplemente la Misericordia de Dios, sino más bien “la sangre de su Hijo Jesucristo [que] nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Y que “sin derramamiento de sangre no hay perdón” (Hebreos 9:22). No puedo aceptar esta doctrina por muchas razones, especialmente porque esta doctrina de la expiación por la sangre es de naturaleza pagana y no puede coincidir con un Dios que es tanto Todopoderoso (es decir, capaz de perdonar a quien quiera) como Amoroso. Jesús, la paz sea con él, se refirió a sí mismo como “pan de vida” en una parábola en la que se comparó con el maná enviado del cielo a Moisés, diciendo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna”.Pero Jesús, la paz sea con él, pasa a explicar que no está hablando del cuerpo físico. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:48-63). Comencé a sentir que quizás los musulmanes estaban en lo cierto al decir que el cristianismo moderno es una religión acerca de Jesús, mientras que el Islam es la verdadera religión de Jesús.
La doctrina de la expiación por la sangre era el evangelio de Pablo (2 Timoteo 2:8), un evangelio sobre el que él mismo dice: “No lo recibí ni lo aprendí de ningún ser humano, sino que me llegó por revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:12). Pablo nunca conoció a Jesús, la paz sea con él, ni estudió con los discípulos de Jesús. Él dice: “No consulté con nadie. Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui de inmediato a Arabia, de donde luego regresé a Damasco. Después de tres años, subí a Jerusalén para visitar a Pedro, y me quedé con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.… en Judea las iglesias de Cristo no me conocían personalmente. Catorce años después subí de nuevo a Jerusalén” (Gálatas 1:16-2:1).
Mientras más leía de los eruditos bíblicos sobre la iglesia temprana, más me conmocionaba. Pablo salió a predicar su evangelio de Jesús, la paz sea con él, entre los gentiles. El atrajo un gran número de seguidores y tuvo sus propios apóstoles. Pablo no predicaba lo mismo que los judíos cristianos, los seguidores originales y discípulos de Jesús, la paz sea con él, y esto causó una gran división en la iglesia temprana. Entre la gente de la época, “unos dicen: ‘Yo sigo a Pablo’; otros afirman: ‘Yo, a Apolo’; otros: ‘Yo, a Cefas’; y otros: ‘Yo, a Cristo’” (1 Corintios 1:12). Pablo eventualmente se separó de los discípulos Cefas, Bernabé y de los seguidores de Santiago, el hermano de Jesús, acusándolos de unirse “a Pedro en su hipocresía” y de que “no actuaban rectamente” (Gálatas 2:13-14). Pablo reprendió a los corintios por escuchar otros evangelios de Jesús, la paz sea con él, (2 Corintios 11:4), y dice de sí mismo: “Considero que en nada soy inferior a esos superapóstoles” (2 Corintios 11:5).
Aprender algo de la historia del cristianismo en los primeros siglos fue sorprendente e instructivo para mí. No hubo un consenso temprano en una doctrina esencial. Se argumentaron teorías interminables para definir la naturaleza de Jesús, la paz sea con él, proponiendo desde un Jesús exclusivamente humano hasta un Jesús exclusivamente divino, incluyendo toda combinación posible entre ambos. La religión fue construida alrededor de la personalidad de Jesús, la paz sea con él, y sin un “libro” de instrucciones, más y más atributos fueron agregados a la reputación de Jesús. La influencia de las sociedades paganas existentes sobre esta nueva fe fue profunda, en especial de los cultos adoradores del sol en Roma, Persia, Grecia, Babilonia y Egipto. El emperador romano fue considerado una manifestación del dios solar en la Tierra. Eventualmente, la iglesia adoptó el día del dios solar romano (el domingo, en inglés sunday o día del sol) como el sabbath cristiano. El 25 de diciembre, día tradicional del nacimiento del dios solar en muchas religiones, se convirtió en el nacimiento de Jesús. El símbolo de la cruz se convirtió en la bandera del cristianismo. La cruz ya tenía una larga tradición como símbolo de redención entre los paganos y la “cruz luminosa” fue también el emblema del dios solar. La doctrina de la trinidad cristiana se desarrolló en esta época. Las trinidades sagradas se encuentran en muchos de los cultos de la época entre los babilonios, hindús, romanos, persas, egipcios y caldeos. Al final del siglo II, la palabra “trinidad” comenzó a aparecer en los escritos cristianos. La trinidad fue aprobada en el concilio de iglesias de 431 d.C., incluyendo a María, la madre de Jesús, pero ella fue luego remplazada con el Espíritu Santo debido a que algunos teólogos tenían problemas con el concepto de “madre de Dios”.
Otro tema que despertó mi interés fue la afirmación islámica de que la Biblia misma predijo la venida del Profeta Muhammad, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él:
“…el Mensajero y Profeta iletrado [Muhammad], quien se encontraba mencionado en la Tora y el Evangelio...”. (Corán 7:157)
Footnotes:
[1] “Y le fueron inspiradas a Adán unas palabras de su Señor [una súplica con la que rogó] y Él lo absolvió, pues Él es Indulgente, Misericordioso”. (Corán 2:37)
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