Sariya Islam, excatólica, India
Descripción: La historia de una india conversa, que ha sido musulmana por más de 13 años.
- Por Sariya Islam
- Publicado 29 Dec 2014
- Última modificación 29 Dec 2014
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Mi historia comienza en 1979, cuando Dios me envió a este mundo en el seno de una familia muy religiosa y espiritualmente consciente. Éramos católicos romanos ortodoxos antes de nuestra conversión al Islam. Mi familia era rica y se mantenía activamente involucrada en los asuntos de la Iglesia y de la parroquia. Así que teníamos, y aún tenemos, sacerdotes, monjas y misioneros (ellos siguen intentando sus trucos, pero sabemos cómo manejarlos) como parte de nuestra familia. Mi abuelo incluso construyó una iglesia en nuestra nativa Kerala, India. Pero mi familia se mantuvo apegada a sus ideales, amábamos a nuestro Creador aunque de la forma equivocada, y siempre tratamos de ser buenos seres humanos. Estábamos orgullosos de ser gente piadosa, y la mejor de nosotros era mi madre. Hubo muchas ocasiones en que el sacerdote de nuestra parroquia la puso de ejemplo para las demás señoras. Ella, mi madre, era una mujer cristiana ejemplar. Leía la Biblia con regularidad y practicaba su religión con devoción.
Bueno, para comenzar, mi madre tuvo algunas experiencias espirituales que resultaron en una sensación profunda de insatisfacción con su religión. Ella acudió a la Biblia en busca de respuestas, pero esto solo la alejó más de lo que hasta entonces había tenido como sagrado. Durante esa época, un abogado llamado Ibrahim Khan estuvo trabajando para mis padres como asesor jurídico sustituto; fue por un tiempo breve, ya que nuestro abogado habitual estaba de vacaciones y mis padres necesitaban asesoría legal urgente en algunos asuntos de negocios. Siendo un musulmán reconocido, él le presentó el Islam a mi madre y ella lo aceptó a las pocas semanas. Yo tenía alrededor de 13 años en ese entonces.
Mi situación era bastante confusa (por decir lo menos), siendo la hija mayor. La familia se separó debido a que mi madre sentía que su matrimonio había quedado anulado. Yo odié al Islam porque creía que había destruido a mi familia. Mi padre nos abandonó. Sentía que el Islam era todo lo que los medios de comunicación decían que era (Astagfirul‑lah), pero extrañamente, me encantaba el Adhán. Odiaba al Islam entonces y sentía que podría ser cualquier cosa, excepto musulmana. Pero tenía un respeto y un amor tremendos por mi madre; y no podía entender por qué ella había hecho algo así. Quería entender qué era lo que había atraído a mi madre, una señora culta y educada, a una cosa tan medieval como el Islam. Finalmente, le pregunté un día y su respuesta fue muy simple: "Lee la Biblia, página por página".
Comenzó entonces mi viaje de descubrimiento. Era muy joven, pero Dios me dio la madurez para entender lo que leía. Encontré muchas inconsistencias y errores en la Biblia. Hallé cosas mencionadas en la Biblia que los cristianos no siguen. Hallé cosas que yo sentía que no eran lógicas. Descubrí alianzas que fueron quebrantadas. Encontré la mención clara del sagrado Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Pero yo era muy obstinada y me negué a aceptar la verdad, así que continué estudiando el cristianismo, y poco a poco comencé a decantarme por el estudio de la religión comparada, pero siempre negándome a estudiar el Islam. Por esa época, mi madre me envió una carta con la transliteración y la traducción del capítulo Al Ijlas (el monoteísmo puro) escritas en ella, y esto se convirtió en una obsesión para mí. La recitaba y leía su traducción muchas veces al día, una y otra vez. Me parecía que era como un tasbih[1]. Cuando, finalmente, ninguna otra escritura pudo satisfacerme, acudí al Sagrado Corán y quedé completamente desconcertada. ¡Esa era la verdad que estaba buscando! ¡Ahí estaban las respuestas a todas mis preguntas! Supe entonces que había hallado mi destino. Me había tomado dos años de estudio, pero estaba agradecida. Tenía unos 15 años de edad, o quizás un poco más.
Posteriormente, me revertí al Islam en el aeropuerto de Bombay. Había ido a recibir a mi mamá y quería que ella fuera testigo de mi Shahadah (testimonio de fe). Ella luego me confesó que había rezado mucho a Dios pidiéndole que me diera Hidayah, de modo que cuando ella no tuviera más ayuda, recibiera el apoyo de su hija mayor; y Dios le concedió su deseo. Al‑lahu Ákbar.
Mi hermano y mi hermana eran muy jóvenes y siguieron mis pasos, aceptando el Islam. Tuvimos que emigrar a Bombay, ya que temíamos que la gente intentara separarnos de nuestra mamá. Sabíamos que en Kerala nunca podríamos practicar nuestro Din. Bombay fue la única opción que tuvimos y la tomamos, ¡y Ma sha Al‑lah, cuántas bendiciones nos envió Dios! Los musulmanes nos aceptaron con los brazos abiertos. Aprendimos árabe, completamos nuestros estudios, y ahora tenemos nuestra propia casa maravillosa Alhamdu lil‑lah. Papá volvió con nosotros, aunque tristemente sigue siendo católico romano. Pero lo amamos mucho y él es parte de todas nuestras decisiones. Él está aprendiendo Islam y tiene un respeto enorme por nuestro Din, nuestras costumbres y nuestra vida islámica. Él es nuestro punto de apoyo, y aunque está fuera del Islam nos ha criado sin interferir con nuestra fe, siempre protegiéndonos y estando ahí para nosotros, de forma similar al tío del sagrado Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él), Abu Talib. El resto de mi familia extensa todavía está firmemente opuesta al Islam, aunque ya han aceptado el hecho de que siempre seremos musulmanes, In sha Al‑lah. Todavía recibimos a veces correos donde nos dicen que quisieran que volviéramos a convertirnos al cristianismo, aunque esos correos son ahora mucho menos frecuentes que antes.
Recientemente, fuimos a Kerala a visitar a mis abuelos durante unas cortas vacaciones, y fue estupendo visitar el lugar del que habíamos huido cuando niños. Ahora somos fuertes con la fortaleza de nuestro imán, la fe que nos dio Dios, y a Él agradecemos que nos haya permitido regresar victoriosos. Quizás algún día establezcamos una mezquita y un centro de estudios islámicos allí, In sha Al‑lah.
Al día de hoy, han pasado más de 10 años desde que nos hicimos musulmanes, pero se siente como si hubiéramos sido musulmanes desde siempre.
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