Shannon Abulnasr, excristiana, Estados Unidos (parte 1 de 3)
Descripción: En esta parte de su historia de conversión, Shannon nos cuenta que se mudó de su pequeña granja campesina donde nació, a Irving, Texas, donde se esforzó mucho por conocer algo sobre su Creador y sobre el Islam, pero obtuvo muy poco.
- Por Shannon Abulnasr
- Publicado 01 May 2017
- Última modificación 01 May 2017
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Provengo de una pequeña granja rural en un pueblo de apenas 2.000 personas en el este de Texas, y ahí no hay extranjeros, es decir, no hay musulmanes, hindús, budistas… nada. Todos en el pueblo eran cristianos, principalmente bautistas.
Mi familia era cristiana, aunque no practicante. Sin embargo, fui criada con buena moral, como debe tener un cristiano. A pesar de ello, a los 6 años de edad sabía que no era cristiana, porque se me dijo que debía creer que Jesús era "el Hijo de Dios, y era Dios". Yo no sentía que tuviera que pedirle a nadie que negociara mis pecados con Dios, así que pensé que estaba perdida para siempre, porque se me dijo que, si no creía en eso, no era cristiana.
Creía en Dios y creía en Jesús, pero no lo veía a él como Dios. Recuerdo haber ido a la escuela bíblica vacacional y hacer preguntas al respecto, y la única respuesta que obtenía siempre era: "¡Debes tener fe!". No aceptaba eso como respuesta, porque sentía que la religión y Dios no podían ser tan complicados como para que los humanos no pudiéramos entender a nuestro Creador y nos viéramos obligados a tener una fe ciega. Eso simplemente deja demasiado espacio para que una persona "no tenga fe" y se pierda para siempre.
Ir a la iglesia perdió todo sentido para mí. En 2001 comencé a ir de nuevo a la iglesia, pero en lugar de asistir a la iglesia bautista, fui a la "Iglesia de Dios". Era una experiencia más estimulante, pero a la que aún le faltaba. Esta congregación era diferente de la congregación bautista, ya que el 80% del tiempo se dedicaba a cantar himnos. Yo no veía el sentido a esto, y creía que era extraño. Solo quería encontrar a Dios, pero eso no ocurrió a pesar de desearlo tanto.
Me convertí al Islam en mayo de 2006 en Irving, Texas, el día después de mi cumpleaños número 27. Desde mi sexto cumpleaños siempre le he pedido a Dios que me guiara, y aunque encontré el Islam, jamás esperé encontrar a Al‑lah en la forma en que lo hice.
Cómo hallé el Islam:
Cuando entré a la universidad me mudé a una ciudad a unos 50 kilómetros de distancia, donde había unas 100.000 personas, aisladas de cualquier otra cultura y religión.
Allí solo vivía un puñado de musulmanes y unos cuantos hindús. Todos los demás eran estudiantes de la universidad. No había tiendas internacionales de comestibles ni nada proveniente de otras etnias, por lo tanto, la población de estas minorías no podía crecer.
Viví con una amiga hindú en 2002 durante un mes, ya que el contrato de arrendamiento de mi apartamento se había terminado, y no quería firmar un contrato nuevo, además estaba tratando de mudarme a una ciudad más grande (Dallas). Durante ese mes, tuve una discusión con mi amiga hindú acerca de la religión, porque ella me preguntaba cuál era mi religión. Yo no estaba segura de cuál era, pero sabía que no era cristiana porque no creía que Jesús fuera el Hijo de Dios. No entendía por qué tenía que pedirle a Jesús que perdonara mis pecados, si Dios es Omnisciente. Mi lógica natural me decía que uno debía ser capaz de pedirle a Dios directamente, ¿por qué tenía que pedirle a Jesús que lo hiciera por mí? Todos los cristianos me habían dicho que, si no creía que Jesús era Dios, entonces yo no era cristiana. No sabía nada acerca de otras religiones, así que no sabía dónde me dejaba eso, creía que era atea y no tenía religión. Un día, mi compañera de cuarto me preguntó cuáles eran mis creencias básicas, y cuando se las mencioné, me dijo: "¡Eres musulmana!". Así que, la primera vez que alguien me llamó musulmana, fue una hindú. ¡Subhana Al-lah!
Ella me dijo que conocía a muchos musulmanes que vivían en nuestro conjunto de apartamentos (que servía de dormitorio para los estudiantes internacionales de la universidad a la que yo asistía). Después me los presentó y descubrí que todos venían de Argelia.
Descubrí que soy alérgica a algo que había en el apartamento de mi amiga, así que tuve que mudarme. Entonces, unas argelinas me ofrecieron quedarme con ellas en su apartamento por un mes, y lo hice. Durante ese período de tiempo fue Ramadán, y ayuné con ellos. Así que mi primer Ramadán fue en 2002 y yo ni siquiera era musulmana en ese entonces.
En realidad, aprendí muy poco de ellas, ya que la mayoría no eran practicantes. Solo vi a una de ellas rezar una vez. No sabía en esa época que no eran musulmanas "practicantes", pero en retrospectiva, en realidad me sentí mal por ellas, pues pasaban la mayor parte de su tiempo bebiendo y en fiestas. De hecho, había más de 50 musulmanes en los apartamentos del conjunto, y de todos ellos solo vi rezar a uno de ellos, una sola vez, en todo el tiempo que los conocí, incluso durante Ramadán, ¡y tuve cinco compañeras de cuarto! Eso me entristece mucho ahora que sé lo que significa ser musulmán. Una de ellas me regaló una copia del Corán, pero era una pequeña y solo en árabe; aún la conservo. Esta compañera fue en realidad la única persona que compartió conmigo algún conocimiento sobre el Islam, y me contó que los musulmanes también creen en Jesús y María. ¡Alhamdu lil-lah, al menos una de ellas compartió algo conmigo!
Después, cuando me cambié a Dallas, no conocía a nadie allí. Fue comenzar mi vida desde cero. No me interesaba mucho el estudio de la religión en esa época; pero finalmente, en 2005, comencé a estudiarla debido a un incidente que me ocurrió una noche.
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