Jadiya Evans, excristiana, Estados Unidos (parte 2 de 2)

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Descripción: La estadounidense Jadiya Evans, quien experimentó con muchas denominaciones cristianas, el ateísmo e incluso la Wicca, nos cuenta cómo sus investigaciones, después del 11 de septiembre, a acerca del Islam la llevaron primero a ella y luego a su esposo hacia su hogar espiritual final. Parte 2.

  • Por Jadiya Evans
  • Publicado 15 Apr 2013
  • Última modificación 15 Apr 2013
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Pobre Mejor

Durante las semanas siguientes, lloraba sin razón aparente. Me subía al autobús y tenía que volver la cabeza hacia la ventana y fingir que miraba hacia fuera para que los demás pasajeros no vieran las lágrimas escapando de mis ojos.

Cuando estábamos en algún restaurante, tenía que utilizar mi servilleta para enjugar mis lágrimas antes de que otros comensales se dieran cuenta y se preguntaran si yo era alguna tonta.

En ese entonces era cristiana, y estaba preocupada y devastada. No podía entender cómo una religión podía promover tanta violencia, como decían los medios que hacía el Islam. Eso no tenía sentido para mí. Así que decidí averiguar por mí misma. De un modo u otro, tenía que saber la verdad.

Debido a mi ceguera parcial, estaba limitada a la información que encontraba en Internet. Encontrar libros sobre Islam en Braille o a tinta con una letra lo suficientemente grande como para que pudiera leerla, fue imposible. Era capaz de utilizar un computador porque tengo instalado un programa de ampliación con el que puedo agrandar la letra de la pantalla a un tamaño que puedo leer.

Hice búsquedas y comencé a leer sobre el Islam. Fui a sitios web que enseñan los fundamentos del Islam, y me uní a grupos virtuales de mujeres musulmanas, donde pude preguntar y recibir respuestas que luego confirmé a través de mis investigaciones.

Siempre he sido escéptica. Siempre se me ha dificultado creer en algo que no entiendo. Nunca pude creer en algo solo porque alguien decía que así era. Tenía que saberlo con la cabeza tanto como con el corazón.

Mientras estudiaba el Islam aprendí que el Dios que adoran los musulmanes es el mismo Dios de los cristianos y de los judíos, el Dios de Abraham y Moisés. Encontré que el Islam no promueve ni tolera el odio hacia los no musulmanes, ni tolera la matanza de personas inocentes.

Estudiando el Islam encontré las respuestas que los medios de comunicación no nos daban y descubrí que el Islam es la religión verdadera. ¡Alhamdulilah! Leí una gran cantidad de evidencia convincente, pero las cosas que me probaron que Dios existe, que el Islam es la Religión Verdadera y que el Corán es la Palabra de Dios, están en el propio Corán. Cosas que son de naturaleza científica. Cosas que han sido descubiertas por los científicos apenas en el último siglo. El único que pudo saber estas cosas hace más de 1.400 años, es Dios.

Por ejemplo, un día estaba en un sitio web dedicado a algunas de las pruebas científicas en el Corán. Uno de los versículos en el Corán habla sobre la muerte de nuestro propio sistema solar.

 “El cielo se hendirá y se volverá como una rosa roja. ¿Acaso pueden negar alguna de las gracias que les ha concedido su Señor?” Corán 55:37-38

Luego había un enlace que llevaba al sitio web de la NASA[1].

Cuando hice clic en el enlace no tenía idea de lo que iba a encontrar en la página siguiente, pero lo que vi me dejó sin aliento. Brotaron lágrimas de mis ojos. Supe —si aún tenía alguna duda— en ese momento, que el Islam es la verdadera religión de Dios. ¡Masha Allah!

La página del enlace me mostró lo que parece una rosa roja. Era la “Nebulosa Ojo de Gato”, que es una estrella en explosión a 3.000 años luz de distancia. Había sido fotografiada por el telescopio espacial Hubble. Los científicos dicen que es el mismo destino que le espera a nuestro sistema solar. Los musulmanes se refieren a ella como la “Nebulosa de la Rosa”. Fue descrita en el Corán hace 1.400 años. La gente de esa época no tenía forma de saber sobre ella. Solo Dios podía saberlo.

El 12 de septiembre de 2002, día de mi cumpleaños, los científicos que utilizan el telescopio espacial Hubble encontraron una segunda Nebulosa de la Rosa. Un regalo de Dios para toda la humanidad. Esta vez los científicos la llamaron por su nombre correcto, “La Nebulosa de la Rosa”[2].

Después de aceptar en mi mente y en mi corazón que el Islam es la Religión Verdadera, supe que siempre fui musulmana y que lo único que me quedaba por hacer era profesar mi fe.

Miré en un directorio en Internet buscando mezquitas en mi comunidad. Llamé a la que quedaba en la ciudad más cercana y le dije a la persona que respondió el teléfono que quería convertirme al Islam, y le pregunté cuándo podía hacer mi Shahada (testimonio de fe). Me dijo que estuviera allí el sábado a las 4 p.m., cuando estaría el Imam presente. Le dije que iba a todas partes en autobús y le pregunté si no sería muy tarde para poder regresar a casa, y si era posible ir más temprano. Me dijo que no había problema, alguien me llevaría de regreso a casa. Llegué cumplida a la cita y, como lo había programado Dios, comencé mi nueva vida. ¡Masha Allah!

Desde entonces me he dado cuenta de que ese día ocurrió el evento más importante de mi vida. Siempre pensé que lo más maravilloso que me había pasado era el día en que me había casado con mi esposo. Pero ahora sé que no fue así. El día más importante de mi vida fue el día en que hice mi Shahada y acepté el Islam como la forma de vida que Dios quiso que yo viviera. Fue el día en que reconocí que el Islam es el camino hacia la salvación, hacia el Paraíso, y tomé la decisión de seguirlo.

No puedo decir que mi conversión al Islam no asustó a mi esposo. Él creía todo lo que decían los medios sobre los musulmanes y su religión. No le gustaba que fuera a la masyid (mezquita) muchas noches a la semana y lo dejara aburrido en la casa. Una noche, después de que terminó de quejarse porque yo iba a ir a la masyid otra vez, me senté cerca de él y le dije con calma: “Nunca te pediré que practiques una religión en la que no crees. Te amo demasiado para querer forzarte a eso. Pero quiero que aprendas sobre el Islam de modo que al menos puedas entender qué es lo que creo”. Luego me levanté y fui a la habitación para terminar de vestirme e ir a la mezquita. Lo besé, me despedí y me fui.

Cuando volví a casa, encontré que su actitud había cambiado por completo. Estaba brillante y alegre. Esa noche, antes de ir a la cama, él comenzó a aprender sobre la hermosa religión del Islam.

Mi esposo comenzó a asistir a la mezquita conmigo. Mientras yo estudiaba con las mujeres, él hablaba con un hombre y le hacía preguntas. En casa, leía cosas en Internet y libros que le habían prestado en la mezquita. Discutía diferentes cosas que aprendía, y cuando un reportero de televisión contaba el último mito o mentira sobre el Islam, yo lo señalaba y le explicaba la verdad.

Entonces llegó el día en que, con tono de sabelotodo, me contó sobre cómo debían practicarse ciertos aspectos del Islam, como si fuera un hecho, cosas que yo desconocía, y le pregunté cómo sabía sobre eso. Me respondió: “¡Lo sé porque está en el Corán!” Quedé estupefacta. ¡Él creía! ¡Alhamdulilah! Él sabía que el Islam es verdadero. ¡Masha Allah! Si estaba en el Corán, en lo que a él concernía, era cierto. 36 días después que profesé públicamente mi fe en Dios y Su Mensajero, el Profeta Muhammad, que Dios lo bendiga, mi esposo profesó la suya. ¡Masha Allah! Tuvimos una ceremonia de matrimonio islámico esa misma noche. Lloré cuando mi esposo hizo su Shahada. ¡Sabía que estaríamos juntos en la eternidad!

Un mes antes, un hombre en la mezquita me preguntó qué posibilidades creía yo que había de que mi esposo se convirtiera. No quería que este hombre tuviera muchas esperanzas o esperara de mí más de lo que podía dar, así que le dije sin rodeos: “Cero”. Le dije: “No puedo imaginarme a alguien cambiando sus creencias de forma tan dramática después de haber creído otra cosa durante 70 años”. Pero 14 días después de su cumpleaños número 71, él abrazó el Islam como su religión y su forma de vida. ¡Alhamdulilah!

En la comunidad musulmana hemos encontrado otra familia. Hemos encontrado la amistad, el amor y la aceptación que enseñan las religiones cristianas que habíamos practicado en diferentes momentos de nuestras vidas, pero que sentimos que nunca existieron realmente entre la mayoría de los miembros de las iglesias a las que asistimos.

La mayoría de los musulmanes de nuestra área son inmigrantes, pero no hemos encontrado intolerancia hacia los estadounidenses, sean musulmanes o no. Ambos fuimos bienvenidos en la familia del Islam desde la primera vez que cada uno de nosotros fue a la mezquita. Siempre nos hemos sentido bienvenidos y aceptados.

Desde que abrazamos el Islam, hemos encontrado dirección y propósito para nuestras vidas. Hemos hallado el significado de nuestra existencia. Nos hemos dado cuenta de que realmente estamos aquí solo por un tiempo breve y que lo que viene después es mucho mejor que los placeres fugaces que este mundo tiene para ofrecernos.

He encontrado un sentido de seguridad respecto a la vida después de la muerte que nunca había conocido antes. Ambos hemos empezado a ver problemas que antes nos parecían muy importantes como verdaderas oportunidades para crecer. Agradecemos a Dios por lo que tenemos, como por lo que no. Y Dios sabe más.

Hoy somos musulmanes. Aún me preocupo sobre el 9/11. Aún lloro cuando pienso mucho sobre los eventos de ese día. Mi esposo todavía recuerda a la gente saltando de los edificios. Nos gustaría poder decir de ese día que fue cuando “escuchamos” que las Torres Gemelas habían sido atacadas, pero lo vimos ocurrir, y fue lo más devastador que jamás ocurrió en nuestras vidas. Pero después de la tragedia viene la victoria. De la muerte viene el conocimiento de que tendremos una vida después de nuestra muerte, y la pasaremos juntos.



Footnotes:

[1] http://antwrp.gsfc.nasa.gov/apod/ap991031.html

[2] http://www.cnn.com/2002/TECH/space/09/12/hubble.rose/

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