El Milagroso Corán (parte 6 de 11): La Excelencia de sus Enseñanzas II
Descripción: Las representaciones de Dios y los Profetas en el Corán vs. La Biblia y el Talmud.
- Por Jamaal al-Din Zarabozo (IslamReligion.com)
- Publicado 20 Oct 2008
- Última modificación 20 Oct 2008
- Impreso: 697
- Visto: 51,798 (promedio diario: 9)
- Clasificado por: 78
- Enviado por email: 0
- Comentado: 0
Además, en el Talmud[1]— algunos eruditos no-musulmanes, como Rodinson, afirmaron que el material coránico proviene del Talmud— se afirma que existía una disputa entre Dios y los eruditos judíos. Después de un largo debate sin ninguna resolución, decidieron referir el asunto a uno de los rabinos. Después de la decisión del rabino, Dios tuvo que admitir que estaba equivocado[2]. De este modo, Dios, según ellos, no es perfecto con respecto a Su conocimiento.
La concepción cristiana de Dios teniendo un hijo es, por supuesto, completamente blasfemo desde el punto de vista islámico. A menudo me pregunto ¿cómo podría haber existido un hijo semi-humano de Dios o cómo Jesús particularmente podría haber sido el hijo de Dios? Como se le ve a Jesús en el Nuevo Testamento, además de realizar algunos Milagros que también realizaron profetas anteriores, no hay nada especial en él. Vivió como un ser humano, comiendo y bebiendo. Sufrió como un humano y hasta le oró a Dios. Los romanos y los judíos[3] derrotaron al supuesto hijo de Dios y él no pudo salvarse siquiera a sí mismo, ni siquiera rogándole a su padre. A causa de ello, existen preguntas difíciles de responder para los cristianos: Era parcialmente divino y parcialmente humano, era completamente divino, completamente humano, fue divino desde su nacimiento, fue divino por un tiempo y luego la divinidad lo abandonó y otras preguntas más. En la concepción islámica de Dios, no existe nada de esta naturaleza. De hecho, el Corán niega la crucifixión – si el Profeta Muhammad, que Dios le de paz y misericordia, hubiese estado simplemente copiando de la Biblia, hubiese incluido seguramente esa historia.
En el Corán, por otro lado, Dios es representado de tal manera que uno se percata que Él merece la adoración. Uno siente agradecimiento por Él y tiene fe en Él. Dios realmente es amado por el individuo ya que comprende más acerca de Él a través del Corán. Algunos pasajes en el Corán que describen a Dios son destacables:
“Él es Allah, no hay otra divinidad salvo Él, Conocedor de lo oculto y de lo manifiesto. Él es Clemente, Misericordioso. Él es Allah, no hay otra divinidad salvo Él, Soberano, Santísimo, Pacificador, Dispensador de seguridad, Celador, Poderoso, Compulsor y Soberbio. ¡Glorificado sea Allah! Él está por encima de lo que Le atribuyen. Él es Allah, Creador, Iniciador y Formador. Suyos son los nombres [y atributos] más sublimes. Todo cuanto existe en los cielos y en la Tierra Le glorifica. Él es Poderoso, Sabio.” (Corán 59:22-24)
“¡Allah! No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él, Viviente, se basta a Sí mismo y se ocupa de toda la creación. No Lo toma somnolencia ni sueño. Suyo es cuanto hay en los cielos y la Tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él sino con Su anuencia? Conoce el pasado y el futuro; y nadie abarca de Su conocimiento salvo lo que Él quiere. Su Trono se extiende en los cielos y en la Tierra, y la custodia de ambos no Le agobia. Y Él es Sublime, Grandioso.” (Corán2:255)
“1. Di [¡Oh, Muhammad!]: Él es Allah, la única divinidad. Allah es el Absoluto [de Quien todos necesitan, y Él no necesita de nadie]. No engendró, ni fue engendrado. No hay nada ni nadie que se asemeje a Él.” (Corán 112:1-4)
Por cierto, incluso al describir a los Profetas, muchas historias muy importantes, sobresalientes en la Biblia fueron completamente ignoradas en el Corán. Por ejemplo, Éxodo 32:1-6 menciona la historia de Aarón, el hermano de Moisés y uno de los líderes religiosos de la tribu de Israel, haciendo de un becerro dorado un ídolo para ser adorado[4]. En 2 Samuel, capítulo 11, versos 1-17, el líder de los judíos David, quien los musulmanes consideraban un profeta, es vergonzantemente mostrado cometiendo adulterio, hacienda lo mejor de él para ocultarlo y luego haciendo lo mejor de él para que el esposo de la mujer fuese asesinado[5]. Salomón es también acusado de cometer idolatría simplemente por amor a sus tantas esposas[6].
Además, la Biblia también afirma lo siguiente: Jacobo engañó a su padre Isaac. El Profeta Lot, ebrio, cometió incesto con sus dos hijas. Judas cometió incesto con sus hijas políticas. Pharez y Zarah quienes eran el resultado de ese incesto son honrados como los bisabuelos y bisabuelas de Jesús. Se dice que Jesús desairó a su propia madre al decir: "¿Mujeres, qué es lo que tengo que hacer contigo?”[7]
Todas estas historias no se encuentran en el Corán y un musulmán no cree tales acusaciones innobles acerca de los nobles profetas que Dios selecciona para guiar a la humanidad.
Footnotes:
[1] El Talmud es “Una compilación autoritaria, influyente de tradiciones rabínicas y discusiones acerca de la vida y las leyes judías.” Larousse Dictionary of Beliefs and Religions (Edinburgh: Larousse, 1995), p. 513.
[2] Cf., Anas Karzoon, Manhaj al-Islaam fi Tazkiyah al-Nafs (Jeddah: Daar Noor al-Maktabaat, 1997), vol. 1, p. 97.
[3] Entonces, para que este autor no pueda ser acusado de alguna manera de anti-semitismo, se debe mostrar la próxima cita. Israel Shahak escribió: “De acuerdo al Talmud, Jesús fue ejecutado por una adecuada corte rabínica por idolatría, incitando a otros judíos a idolatrar y despreciar la autoridad rabínica. todas las fuentes judías que mencionan su ejecución se contentan de ser responsables de ella: en la cuenta Talmúdica los romanos ni siquiera son mencionados.” Israel Shahak, Jewish History, Jewish Religion: The Weight of Three Thousand Years (London: Pluto Press, 1997), pp. 97-98. También escribió (pp. 20-21) acerca de la fe de Jesús: “el Talmud afirma que su castigo en el infierno es ser inmerso en excremento hirviente.”
[4]La Versión de King James dice: 1 Al ver los
israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y
le dijeron: Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros,
porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, no sabemos qué pudo haberle pasado 2 Aarón les respondió: Quítenles a sus mujeres los aretes de
oro, y también a sus hijos e hijas, y tráiganmelos.
3 Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que
llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón, 4 quien los
recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de
becerro. Entonces exclamó el pueblo: Oh Israel, aquí tienes a tu dios que te
sacó de Egipto 5 Cuando Aarón vio esto, construyó un
altar enfrente del becerro y anunció: Mañana haremos fiesta en honor del Señor.
6 En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron
y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a
comer y a beber, y se entregó al desenfreno.
[5] La Nueva Versión Internacional dice: 1 En la primavera, que era la época en que
los reyessalían de campaña, David mandó a Joab con la guardia real
y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la
ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén. 2 Una
tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del
palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era
sumamente hermosa, 3 por lo que David mandó que
averiguaran quién era, y le informaron: «Se trata de Betsabé, que es hija de
Elián y esposa de Urías el hitita.» 4 Entonces David
ordenó que la llevaran a su presencia, y cuando Betsabé llegó, él se acostó con
ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había
purificado de su menstruación, 5 así que quedó
embarazada y se lo hizo saber a David. 6 Entonces David
le envió este mensaje a Joab: «Mándame aquí a Urías el hitita.» Y Joab así lo
hizo.7 Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo
estaban Joab y los soldados, y cómo iba la campaña.8
Luego le dijo: «Vete a tu casa y acuéstate con tu mujer.» Tan pronto como salió
del palacio, Urías recibió un regalo de parte del rey, 9
pero en vez de irse a su propia casa, se acostó a la entrada del palacio, donde
dormía la guardia real.
10 David se enteró de que Urías no había ido a su casa,
así que le preguntó: Has hecho un viaje largo; ¿por qué no fuiste a tu casa? 11 En este momento, respondió Urías, tanto el arca como los
hombres de Israel y de Judá se guarecen en simples enramadas, y mi señor Joab y
sus oficiales acampan al aire libre, ¿y yo voy a entrar en mi casa para darme
un banquete y acostarme con mi esposa? ¡Tan cierto como que Su Majestad vive,
que yo no puedo hacer tal cosa! 12 Bueno, entonces
quédate hoy aquí, y mañana te enviaré de regreso, replicó David. Urías se quedó
ese día en Jerusalén. Pero al día siguiente 13 David lo
invitó a un banquete y logró emborracharlo. A pesar de eso, Urías no fue a su
casa sino que volvió a pasar la noche donde dormía la guardia real.14 A la mañana siguiente, David le escribió una carta a Joab,
y se la envió por medio de Urías.15 La carta decía:
«Pongan a Urías al frente de la batalla, donde la lucha sea más dura. Luego
déjenlo solo, para que lo hieran y lo maten.»
16 Por tanto, cuando Joab ya había sitiado la ciudad,
puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos.17 Los de la ciudad salieron para enfrentarse a Joab, y entre
los oficiales de David que cayeron en batalla también perdió la vida Urías el
hitita.
[6] I Reyes, capitulo 11, versos 1-10 de Nueva Versión Internacional
dice: 1 Ahora bien, además de
casarse con la hija del faraón, el rey Salomón tuvo amoríos con muchas mujeres
moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, todas ellas mujeres
extranjeras, 2 que procedían de naciones de las cuales
el Señor había dicho a los
israelitas: «No se unan a ellas, ni ellas a ustedes, porque de seguro les
desviarán el corazón para que sigan a otros dioses.» Con tales mujeres se unió
Salomón y tuvo amoríos.3 Tuvo setecientas esposas que
eran princesas, y trescientas concubinas; todas estas mujeres hicieron que se
pervirtiera su corazón.4 En efecto, cuando Salomón llegó
a viejo, sus mujeres le pervirtieron el corazón de modo que él siguió a otros
dioses, y no siempre fue fiel al Señor
su Dios como lo había sido su padre David.5 Por el
contrario, Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Moloc, el
detestable dios de los amonitas.6 Así que Salomón hizo
lo que ofende al Señor y no
permaneció fiel a él como su padre David.7 Fue en esa
época cuando, en una montaña al este de Jerusalén, Salomón edificó un altar
pagano para Quemós, el detestable dios de Moab, y otro para Moloc, el
despreciable dios de los amonitas.8 Lo mismo hizo en
favor de sus mujeres extranjeras, para que éstas pudieran quemar incienso y
ofrecer sacrificios a sus dioses.
9 Entonces el Señor,
Dios de Israel, se enojó con Salomón porque su corazón se había apartado de él,
a pesar de que en dos ocasiones se le había aparecido10
para prohibirle que siguiera a otros dioses. Como Salomón no había cumplido esa
orden.
[7] Para el relato de estas acusaciones, ver, respectivamente, Génesis 27:16, Génesis 19:30-38, Mateo 1:3 y Juan 2:4.
Agregar un comentario