Sura 90, Al Bálad (la ciudad)
Descripción: Un juramento, el libre albedrío, una invitación a escalar el camino del esfuerzo y el resultado de hacerlo.
- Por Aisha Stacey (© 2018 IslamReligion.com)
- Publicado 26 Mar 2018
- Última modificación 26 Mar 2018
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Introducción
El tema de este capítulo de 20 versículos indica que fue revelado en La Meca. En el momento de esta revelación, los incrédulos se habían convencido de que era aceptable oprimir y hostigar al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y a sus seguidores, en especial a los miembros más débiles de la sociedad. La sura 90 fue nombrada por la palabra en su primera aleya, Al Bálad, "la ciudad" (refiriéndose a La Meca). La naturaleza milagrosa del Corán se muestra aquí cuando logra explicar un tema amplio, la verdadera posición de la humanidad, en unas pocas frases. A toda persona se le ofrecen dos caminos distintos, uno hacia el bien y otro hacia el mal, y cada individuo está en capacidad de ejercer su libre albedrío eligiendo su propio camino. Por lo tanto, debe tratar de hacer buenas obras en lugar de caer en la arrogancia y el derroche.
Aleyas 1 a 3: La Meca, el Profeta Muhammad y la humanidad
Este capítulo inicia con un juramento. Dios jura por la ciudad de La Meca. El pueblo de La Meca es muy consciente de por qué un juramento habría sido hecho por dicha ciudad. Ellos saben que es una ciudad importante en medio de montañas desoladas. Saben que es el lugar donde el Profeta Abraham (la paz sea con él) restauró la primera Casa de Dios, y saben que está ubicada en un valle árido, en el que es el único lugar seguro. Es un lugar sagrado en una tierra sin ley.
Dios agrega al Profeta Muhammad a su juramento y lo llama habitante de esta ciudad, un residente que aumenta aún más la gloria de la misma. Sin embargo, en ese momento los incrédulos consideraban que era su derecho oprimir y tiranizar al Profeta, incluso en esta ciudad santificada. Era como si perseguir al Profeta hubiera sido legal. Dios finaliza jurando por los padres y sus hijos, o como dicen algunos eruditos, por el Profeta Adán y sus hijos (la humanidad). Esta parte del juramento es una introducción a la exposición que sigue: la naturaleza de la humanidad.
Aleyas 4 a 7: Este mundo es una prueba
La humanidad ha sido creada para el trabajo duro y las pruebas. El esfuerzo puede tomar diversas formas, dependiendo de dónde y cuándo nace una persona. Incluso cuando la vida de una persona sea de facilidad y comodidad, dicha persona deberá esforzarse para complacer a Dios. Tu lugar en el mundo es una prueba. Una persona que sufre en este mundo podría calificar para una posición próspera en el Más Allá. Otra persona, en una posición de poder, por ejemplo, podría solo satisfacer su lujuria y sus deseos, y terminar sufriendo aflicciones en el Más Allá.
¿Puede un individuo imaginarse que no puede ser vencido por nadie y que no hay nadie más poderoso que él? ¿Cómo podría engañarse de tal modo cuando un solo rayo que cae del cielo es suficiente para mostrar a toda la humanidad cuán débil es en realidad? "He desperdiciado una gran fortuna, gastando en todo lo que deseo", dice, y en su arrogancia se ha olvidado que Dios lo observa.
Aleyas 8 a 10: Libre albedrío
Dios dice que Él le ha dado a cada persona dos ojos para ver y una lengua para hablar, así como dos labios para controlar lo que sale de su boca. Una persona puede pensar que es poderosa, pero es Dios Quien le ha otorgado el poco poder que tiene. Dios le ha otorgado conocimiento y sabiduría, y la capacidad de saber y elegir entre el bien y el mal.
Aleyas 11 a 16: ¿Qué hará que entiendas?
Pero, continúa Dios, algunas personas no han intentado escalar el camino empinado del esfuezo. Es posible que hayan gastado sus riquezas, pero no en formas que complacen a Dios. Hay innumerables recompensas que deberían motivar a las personas a subir tan alto como puedan y, sin embargo, no lo hacen. ¿Qué los hará entender? Dios explica exactamente qué cosas llevan a las personas al Paraíso. Es liberar esclavos, alimentar a quien está hambriento, ya sea un pariente, un huérfano o alguien necesitado y angustiado.
Estos son ejemplos de actos que no se realizaban en el momento en que fue revelada esta Sura: los esclavos eran tratados con mucha crueldad, la hambruna era generalizada, y los huérfanos a menudo eran maltratados, incluso por sus parientes cercanos. Estos actos prueban el carácter del creyente, y son seguidos por el paso más importante de todos.
Aleyas 17 a 18: El Paraíso
Escalar el camino empinado lleva a ser de los que creen y se aconsejan entre sí ser firmes y misericordiosos. ¿Cuál sería el valor de alimentar a los hambrientos o liberar a los esclavos si una persona no tuviera fe? Aquellos que creen, viven en una comunidad de creyentes que fomenta la bondad y la compasión, son las personas de la mano derecha, aquellos que disfrutarán el Paraíso como compensación por sus creencias y sus actos. Recibirán sus registros en su mano derecha y entrarán al Paraíso.
Aleyas 19 a 20: El Infierno
Los incrédulos, que reciben sus registros en su mano izquierda, se enfilarán hacia el Infierno. Ellos descreyeron de las revelaciones de Dios. Esas personas eligieron no escalar el camino empinado. El fuego los rodeará, cerrándose sobre ellos, ellos se verán encerrados allí sin posibilidad de escapar.
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