Michelle, no tenía religión, Canadá
Descripción: Siendo hija adoptiva, Michelle se sorprende con la fe y la paciencia de los musulmanes en tiempos de adversidad, lo que finalmente la lleva a estudiar y aceptar el Islam.
- Por Michelle
- Publicado 22 Aug 2016
- Última modificación 22 Aug 2016
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Hola y bienvenidos, mi nombre es Michelle y soy conversa al Islam. Vivo en Ontario, Canadá, y esta es mi historia sobre cómo me convertí.
Mi vida antes del Islam fue una lucha continua, sin saber qué quería ser, perseguida por muchos recuerdos dolorosos de mi infancia, enojada porque consideraba que me había perdido una niñez normal, aunque sabiendo siempre en mi corazón que DEBÍA haber una razón por la cual yo tenía que haber pasado por todo eso, pero sin ser nunca capaz de entender realmente dicha razón. No fui criada por mi familia. Pasé mi infancia en los hogares de otras personas pues fui adoptada desde los 6 o 7 años, celebrando con extraños que, aunque tenían el deseo de ayudarme y rodearme de un ambiente positivo, NO eran mi propia familia, por mucho que sus actos fueran realmente por amor. Siempre estuve agradecida con quienes me abrieron las puertas de sus hogares, sus familias y sus corazones, y siempre los amaré por eso. Quiero aclarar que mi familia siempre fue parte de mi vida y siempre tuve su amor, pero fui una niña problemática y ellos hicieron lo que creyeron que era mejor para mí, y los amo por eso.
Nunca me sentí aceptada de niña en ninguna parte, ni cuando atravesé la dolorosa experiencia de la adolescencia, siempre me sentí extranjera y anormal. Cuando miro hacia atrás, veo que algunas de las MALAS decisiones que tomé fueron a causa la desesperación por sentirme aceptada, por sentirme "normal", por convencerme a mí misma de que si hacía lo que hacían los demás, sería aceptada como una más de ellos
Nunca sentí una conexión real con ninguna religión, ya que ninguna me tocó el corazón. Supongo que la forma más sencilla de explicar esto es que yo no tuve dirección en términos de mi ser espiritual, así que viví mi vida haciendo lo que se me antojaba, aunque con mi rebeldía no pretendía lastimar a nadie. Creo que también estaba enojada con Dios debido a mi infancia dolorosa, y tenía esta idea persistente en mi mente: "¿Y si yo estaba siendo castigada?". Así que no quería tomar parte en ninguna religión. Andaba de fiesta, me emborrachaba y hacía todo lo que me parecía divertido y placentero en el momento.
Al crecer, comencé a darme cuenta de que ese no era el camino para encontrar respuestas acerca de mi vida y de mi existencia. Traté de hallar dichas respuestas, pero fracasé en el intento y llegué a pensar que no las encontraría. Incluso asistí a una iglesia no denominacional con una de mis supervisoras del trabajo, y aunque estuve agradecida con su amabilidad y su guía, aún no sentía el llamado a Al-lah. Entonces, un día después de mucho tiempo, y después de no haberme acercado nada a hallar paz ni respuestas a mis preguntas, un querido amigo mío me envió un correo electrónico invitándome a unirme a una red social, y pensé que sería una forma divertida de conocer gente nueva. Por desgracia, me puse en contacto con algunas personas muy malas. Mi vida entró en una espiral fuera de control, y mientras estaba así, conocí a algunas personas que eran musulmanas y que ahora son amigos cercanos. Comenzamos a hablar y a enviarnos mensajes acerca de las diferencias de nuestras creencias, culturas y formas de vida. Me sorprendió la paz y la tranquilidad que ellos parecían proyectar, y la fe indiscutible que tenían en Al-lah. A pesar de todos los desafíos terribles, ellos seguían ahí para mí y me escucharon cuando estuve enferma y sufriendo de una depresión crónica. Vi que, a pesar de que había enfrentado retos en mi vida, estos palidecían en comparación con aquello con lo que ellos lidiaban a diario, ya que uno de ellos vivía en Palestina y el otro era de Irak. Ellos me hablaban de sus luchas diarias y de los problemas que habían enfrentado en el pasado. Estaba sorprendida del amor y del apoyo que ellos me daban. Los amé por eso y quería tratar de salvar las brechas que teníamos en relación a nuestras creencias, pues, aunque yo no practicaba ninguna religión, sí creía en Al-lah. Así fue cómo comenzó mi camino hacia el Islam. Vi videos y hablé con ellos sobre el Islam, sobre cómo los ayudó en sus vidas, cómo ellos llevaban una vida pacífica con valor, y respecto a su fe innegable, pues aunque ellos enfrentaban grandes retos, serían recompensados por su fe y sus actos de bondad. Leí en línea e hice mi mejor esfuerzo por obtener información de fuentes confiables.
Cuando comencé a tener una mejor idea sobre el Islam y sobre lo que significa vivir como musulmán, quise saber más y más. Sentía profundamente que este era el camino para mí, pero me preocupaba profesar mi fe, principalmente por miedo (no a que me juzgaran los demás, ya que sabía que podía aceptarlo igual que había hecho con todo durante mi vida; sino que más bien era miedo al fracaso). Trataré de explicarlo con más detalle.
En esa época yo no tenía la menor intención de convertirme al Islam, simplemente quería ilustrarme y entenderlo. Sentía una enorme admiración y un gran respeto por el Islam y por aquellos que seguían esta forma de vida. Los musulmanes perseveran y siguen el Islam a pesar de los terribles retos que enfrentan. Hay demasiados malos entendidos y mala propaganda en los medios de comunicación, en especial desde los ataques del 11 de septiembre. Yo no me sentía capaz de hacerle frente a todo eso, y no quería aceptar el Islam para dejarlo después.
Con el paso del tiempo, estaba constantemente rodeada por el hecho de que hay demasiado sufrimiento, dolor y desespero en el mundo. Me destrozaba saber que mis amigos enfrentaban situaciones horribles, y yo no podía simplemente sentarme y no hacer nada. Quería aportar mi parte para hacer del mundo un lugar mejor en una forma que yo supiera que podía hacerlo. Después de mucho pensarlo, finalmente concluí que debía aceptar el Islam. Ahora estoy cambiando mi vida para vivir una vida musulmana. Quiero acercarme a mi Creador para poder conversar con Él, el Único que conoce los deseos de mi corazón por un mundo mejor, libre de opresión, de miedo y de odio.
Espero poder ayudar un día a guiar a otros al camino del Islam, para que puedan sentir el amor de Al-lah y llevar una vida que los llenará de amor y paz, tal y como lo ha hecho conmigo. Ha sido un viaje doloroso, pero la recompensa es mucho mayor que el dolor y estoy agradecida por eso. Aún siento espinas dentro cuando leo lo que le está ocurriendo a la gente por todo el mundo, pero ahora siento esperanza porque sé que en el Día del Juicio todas las acciones serán juzgadas. Esa es una cuestión con la que he luchado toda mi vida y estoy agradecida de que tengo la garantía de mi Creador. Alhamdulil-lah (todas las alabanzas son para Dios), nuestro Creador es el Más Amoroso y Misericordioso. Gracias por venir conmigo en mi viaje hacia el Islam… As-salamu aláikum.
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