La historia de José (parte 1 de 7): La historia comienza
Descripción: José recibe una profecía, y los celos sacan lo peor de sus hermanos.
- Por Aisha Stacey (© 2011 IslamReligion.com)
- Publicado 31 Oct 2011
- Última modificación 31 Dec 2017
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Esta es una historia de intriga y engaño, de envidia, orgullo y pasión… y no se trata de una telenovela. Es una saga de paciencia, lealtad, valentía y compasión… y no es el Show de Cristina. Es la historia del Profeta José, la paz de Dios sea con él. El mismo José conocido por el musical de Broadway “José el Soñador”, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice; y el mismo Profeta José conocido en las tradiciones cristiana y judía. Dios le reveló esta historia al Profeta Muhammad cuando un israelita le pidió que le dijera lo que sabía respecto a José[1]. Las historias en el Corán generalmente son contadas en trozos pequeños repartidos por varios capítulos; la historia de José, sin embargo, es única. Fue revelada en un capítulo, de principio a fin. Es la historia y las experiencias completas del Profeta José. Aprendemos acerca de las alegrías, problemas y aflicciones de José, nos movemos con él a través de los años de su vida mientras se arma con la piedad y la paciencia, y al final sale victorioso. La historia de José comienza con un sueño, y termina con la interpretación de ese sueño.
“Ésta es la más hermosa de las historias que te revelamos en el Corán, y antes no tenías conocimiento de ella”. (Corán 12:3)
La infancia de José
José era un muchacho joven, guapo, alegre y muy querido por su padre. Una mañana se despertó entusiasmado respecto a un sueño, y corrió feliz a ver a su padre explicándole lo que había visto en su sueño. El padre de José escuchó con atención a su hijo amado, y su rostro resplandecía de alegría mientras José relataba un sueño que hablaba del cumplimiento de una profecía. José dijo:
“¡Oh, padre mío! Por cierto que vi [en sueños] once astros, también al Sol y la Luna, que se prosternaban ante mí”. (Corán 12:4)
José era uno de 12 hermanos cuyo padre era el Profeta Jacob y cuyo bisabuelo era el Profeta Abraham. Esta profecía hablaba de mantener vivo el mensaje de Abraham de adorar al Único Dios Verdadero. El nieto del Profeta Abraham, Jacob, interpretó que el sueño quería decir que José sería aquel que llevaría la “Luz de la Casa de Dios”[2]. Sin embargo, se desvaneció la alegría que había surgido en el rostro de Jacob con la misma rapidez con que había aparecido, y él imploró a su hijo que no le contara su sueño a sus hermanos. Jacob dijo:
“¡Oh, hijito! No cuentes tu visión a tus hermanos porque conspirarán contra ti [por envidia]; ciertamente Satanás es para los humanos un enemigo evidente [y no cesará de susurrarles que tramen algo contra ti]. Así [como te mostró esa visión en sueños] tu Señor te elegirá [como Profeta] y te enseñará la interpretación de los sueños; y completará Su gracia sobre ti [con la revelación] y sobre la descendencia de Jacob, tal como la completó sobre tus ancestros Abraham e Isaac; en verdad tu Señor es Omnisciente, Sabio”. (Corán 12:5-6)
Jacobo sabía que sus hijos (los hermanos de José) no aceptarían la interpretación de este sueño ni el avance de José sobre ellos mismos. Jacobo estaba lleno de miedo. Los diez hermanos mayores siempre estuvieron celosos de su hermano menor. Ellos reconocían en su padre un afecto particular hacia él. Jacob era un Profeta, un hombre dedicado a la sumisión al Único Dios Verdadero, y trataba a su familia y a su comunidad con justicia, respeto y amor equitativo. Sin embargo, su corazón se inclinaba por las dulces cualidades evidentes en su hijo José. José también tenía un hermano menor llamado Benjamín, quien en ese momento, era demasiado joven para participar en cualquiera de los trucos y engaños que se estaban gestando.
Mientras que los Profetas y los piadosos están dispuestos a divulgar el mensaje de sumisión a Dios, Satanás está a la espera de seducir e incitar a la humanidad. Le encanta la confabulación y el engaño, y ahora estaba sembrando las semillas de la discordia entre Jacob y sus hijos mayores. Los celos que los hermanos sienten hacia José ciegan sus corazones, desorientan sus pensamientos y hacen que las cosas pequeñas parezcan insuperables, mientras que las grandes se vean insignificantes. José atiende las advertencias de su padre y no les cuenta su sueño a sus hermanos; pero aun así, ellos se obsesionan y son abrumados por los celos. Sin conocer el sueño de José, idearon un plan para matarlo.
José y Benjamín eran los hijos de la segunda esposa de Jacob. Los mayores se consideraban a sí mismos hombres. Eran mayores, más fuertes y veían en sí mismos muchas cualidades buenas. Cegados por la envidia, veían a José y a Benjamín demasiado jóvenes y ninguna importancia en la vida de la familia. Ellos se negaban a entender por qué su padre los amaba tanto. El pensamiento retorcido de los hijos mayores les hacía acusar a su padre de estar perdido, cuando en realidad estaban lejos de la verdad. Satanás hizo que ellos vieran sus pensamientos como justos, y su extravío se mostró claramente cuando hablaron de matar a José para, inmediatamente después de cometer un acto tan despreciable, mostrar arrepentimiento a Dios.
“Cuando dijeron: Por cierto que José y su hermano [Benjamín] son más amados por nuestro padre que nosotros a pesar que somos un grupo [de varios hijos]. Ciertamente nuestro padre está en un error evidente. Matad a José o desterradlo para que la atención [y el amor] de vuestro padre sea sólo para vosotros, y luego [de haberlo eliminado arrepentíos y así] os contaréis entre los virtuosos [nuevamente]”. (Corán 12:8-9)
Uno de entre ellos sintió el error de lo que planeaban y sugirió que en lugar de matar a José, lo debían tirar a un pozo. Cuando fuera encontrado por algún viajero que pasara, sería vendido como esclavo, dejándolo, por tanto, como muerto para la familia. Ellos creían, en su ceguera, que la ausencia de José lo haría desaparecer de los pensamientos de su padre. Los hermanos continuaron urdiendo su plan malévolo. Satán estaba jugando con ellos, susurrando sus pensamientos en sus mentes y susurrando el extravío en sus oídos. Los hermanos terminaron su discusión satisfechos consigo mismos y creyeron que habían diseñado un plan inteligente. Se acercaron a Jacob con un plan para llevarse a José con ellos al desierto, con el pretexto de jugar con él para que se divirtiera. El miedo saltó al corazón de Jacob.
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