Indrani y Chandara, exhindús, Singapur (parte 1 de 3)
Descripción: Una chica hindú se casa con el asistente piadoso de un Swami, pero que después miró a otras religiones buscando iluminación.
- Por Munirah Al Idros (Entrevistadora)
- Publicado 27 May 2013
- Última modificación 28 May 2013
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La hermana Nishani (antes conocida como Indrani) y su esposo, el hermano Rafiq (antes conocido como Chandara) compartieron con la hermana Munirah Al Idros, su camino hacia el Islam.
Indrani tenía 6 años de edad cuando murió su padre. Su madre dejó de rezar al sentir que su dios había sido injusto al hacerla viuda con cinco niños pequeños. Indrani y sus hermanos y hermanas fueron criados como hindús nominales. Ellos no tenían un altar ni imágenes de dioses en su casa, como muchos hindús.
Cuando Indrani tenía 10 años de edad, comenzó a amar dioses. Coleccionó imágenes de dioses y diosas hindús y los adoraba en casa. Sentía la necesidad de rezar y pensaba que era extraño que, a diferencia de otras familias hindús, su familia realizaba pocos rituales de esta religión.
Durante su adolescencia, Indrani comenzó a ir al templo tres veces por semana. Animó a algunos de sus amigos a ir al templo con ella, ya que rápidamente se interesó más en el hinduismo.
Participó en actividades de bayanai (cantos devocionales) y se hizo miembro del comité del Grupo Ayyapan en el Templo Perumal durante varios años.
Un día, Indrani se enfermó mucho. Consultó a varios médicos, pero le dijeron que no tenía nada mal. Sin embargo, seguía enferma. Luego consultó a un Swami (un sacerdote hindú) para que la limpiara de sevanai (espíritus malignos) que ella sospechaba tenía dentro. El Swami y su asistente fueron a visitarla. El asistente era Chandara, que participaba en los ritos religiosos del templo de ella, y quien también había organizado viajes religiosos a Malasia para Indrani y sus amigos.
Indrani estaba muy impresionada con el conocimiento que demostró el joven mientras asistía al Swami.
Después de esa visita, Chandara soñó con su diosa favorita, Kaliamma, que le decía que tomara a Indrani como su novia. Después de mucha persuasión, su familia pidió la mano de Indrani en matrimonio. Indrani y su familia quedaron gratamente sorprendidos con la propuesta de matrimonio. Indrani no podía creer que su sueño de casarse con un hindú piadoso se hiciera realidad.
A diferencia de Indrani, Chandara fue criado en una familia hindú religiosa. Además de eso, Chandara era el más religioso de su familia. Él solía caer en trance, recitando los mantras sagrados de alabanza a los dioses y diosas que [supuestamente] lo poseían y hablaban a través suyo. En el hinduismo, se considera un honor ser poseído por los dioses o diosas.
Chandara y otros miembros del grupo se reunían a menudo para escuchar las enseñanzas del Swami. También hacían visitas a domicilio para perseguir a los malos espíritus de las casas y cuerpos de la gente. Así fue como Chandara fue designado como asistente del Swami.
Indrani nunca había entrado en trance, pero había visto cómo Chandara era [supuestamente] poseído por el dios elefante, Vinayagar. Chandara se comportaba exactamente como un elefante, comiendo las frutas que el elefante come.
Mientras estaba en trance, la gente se acercaba a Chandara para resolver problemas. Quienes lo hacían, se prosternaban ante él pues lo consideraban como “dios”. Las vibuzi (cenizas blancas) utilizadas para ungir la frente, eran llevadas a Chandara para que las bendijera.
A pesar de todo esto, no se sentía completo. Insatisfecho, sabía que algo no estaba bien en su vida. No lograba ver la luz y siempre sentía que su camino era bloqueado por algún tipo de oscuridad que quería aclarar para poder alcanzar la luz. Sabía que había 3.360 dioses hindús y le rezó a muchos de ellos.
Siempre que se sentía confundido, iba a la biblioteca para encontrar más sobre el hinduismo. Aprendió de los mayores, pero sabía que había mucho más qué aprender. Muchos de los sacerdotes hindús no querían compartir todo lo que sabían; el conocimiento era su tazón de arroz y no querían que les quitaran sus fuentes de ingreso.
Era difícil aprender sobre hinduismo por cuenta propia, ya que la mayoría de los escritos estaban en sánscrito. Chandara no podía encontrar ningún libro sagrado que satisficiera su búsqueda. Todos los libros eran escritos por diferentes autores y cada uno de ellos tenía ideas distintas sobre cómo y cuándo comenzó el hinduismo. Incluso el Bhágavad Guitá (que enfatiza más en Vishnú), el Ramaiana y el Mahábharata eran muy limitados. Estas escrituras sagradas eran más bien libros literarios, que enseñaban que debemos ser buenos y orar a los dioses. Por encima de todos estos dioses está el dios femenino, que es la Aadi Parasajti. Ella controla todo el universo. La esencia del hinduismo es esforzarse en conseguir una buena reencarnación y adorar a Dios y rezarle a Dios a través de los semidioses.
Durante esta búsqueda de la iluminación, Chandara fue abordado por un misionero cristiano que trabajaba en Toa Payoh. Y se involucró en el cristianismo con la esperanza de la iluminación. Sin embargo, no le gustó el cristianismo, principalmente debido al comportamiento de la gente en la iglesia; se dio cuenta de que los hombres y mujeres jóvenes se comportaban de manera indecente. El cristianismo no era lo que estaba buscando, y se retiró.
Indrani y Chandara, exhindús, Singapur (parte 2 de 3)
Descripción: Mientras su marido se involucra cada vez más con el Islam, Indrani lo rechaza en un comienzo, pero luego lee el Corán y comienza a tener sueños extraños.
- Por Munirah Al Idros (Entrevistadora)
- Publicado 03 Jun 2013
- Última modificación 03 Jun 2013
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Aun así, Chandara ya no quería rezarles a tantos dioses. Él podía adorar a un solo Dios espiritualmente y adorar a los otros ídolos físicamente, pero no sabía quién era el Dios Único. Ocasionalmente, Chandara seguía entrando en trance.
Chandara tenía amigos malayos curiosos que le preguntaban sobre la adoración hindú. Ellos no le hablaban del Islam, pero le dijeron que a diferencia de él, ellos le rezaban a un solo Dios: Dios.
Chandara, que era el líder entre sus compañeros de trabajo, acompañaba a sus compañeros malayos cuando hacían la oración del mediodía, y los esperaba mientras rezaban. Al mismo tiempo, le rogaba a Dios en su corazón, y le pedía que lo guiara al camino correcto.
Chandara estaba muy impresionado con el adhán, que tenía un efecto tranquilizante. El adhán tocó su corazón profundamente, en especial porque era seguido de la oración que sus amigos y otros musulmanes nunca dejaban de cumplir. Sintió que era muy sencillo reconocer al Dios verdadero. “Solo adorarlo a Él. ¿Para qué necesita uno a todos esos dioses y mediadores?” No pasó mucho tiempo antes de que sintiera que el Islam y Dios eran lo que él había estado buscando.
Después de su matrimonio, su esposa Indrani se mantenía activa en las actividades de su templo. Ella quedó perpleja cuando su esposo, un hindú más piadoso que ella misma, comenzó a insinuar repetidamente que solo existía un Dios Todopoderoso, que hay que rezarle a un Dios y que una religión verdadera no debería tener muchos dioses. Su suegra sintió que su hijo, antes piadoso, podía haber ofendido a los dioses.
Incluso después del matrimonio, Chandara continuó en su búsqueda de iluminación. Había tratado de buscar al Dios Único en el hinduismo, tratando de conocer al Dios Único al que rezaba espiritualmente. Ya no estaba interesado en ninguna de las actividades del templo ni en volver a entrar en trance. Su madre, mientras estaba en un trance, señaló que el cambio en el comportamiento de su hijo se debía a que estaba bajo un hechizo.
Chandara no sabía nada sobre el Islam, excepto que en el Islam Dios es Uno. Él meditaba a diario y hacía Uzrachamale. Por lo general, cantaba los diversos nombres de los dioses. Sin embargo, esta vez cuando mencionó sus nombres, sintió que algo estaba mal, así que solo dijo en inglés: “Dios Todopoderoso, Dios Todopoderoso…”. En su meditación, él supo que los musulmanes le rezan al Dios verdadero.
El mayor problema para que Chandara practicara el Islam era Indrani. Ella no quería a los musulmanes y estaba comprometida con las actividades de su templo. Él trató de influenciar a su esposa con las enseñanzas del Islam poniendo en la televisión programas islámicos malayos. Indrani se quejó de que no era necesario que su esposo se interesara tanto en el Islam. Él aprovechó esta oportunidad para expresarle que no creía ya más en el hinduismo, argumentando respecto a que no tiene un libro sagrado y a las bases de su creencia. Al no poderse establecer cómo comenzó el hinduismo, parecía simplemente una cultura llena de complejidad arrastrada por sus ancestros.
Él compró una traducción del Corán y quedó profundamente impresionado cuando leyó acerca de los Profetas, del comienzo de la humanidad, y del Paraíso y el Infierno. Encontró muchas cosas que es necesario que todo ser humano conozca, y animó a Indrani a leerla. Cuando leyó que los adoradores de ídolos serán arrojados al Infierno, retiró todos los ídolos e imágenes de su casa.
Chandara se concentró entonces en aprender más sobre el Islam de diferentes fuentes. Trató de aprender más del Islam de sus amigos malayos. Sin embargo, ellos por lo general no podían contestar sus preguntas. Ellos le sugirieron que buscara ayuda de un profesor de religión.
Chandara comenzó a llevar a casa libros sobre Islam así como sobre cristianismo, sijismo e hinduismo, diciéndole a su esposa que leyera y comparara entre esas religiones. Indrani no estaba interesada pues estaba muy satisfecha con su creencia y con el hinduismo. Ella se dijo a sí misma que no había forma de que él pudiera influenciarla con su idea de Un Dios Todopoderoso, y juró en su corazón que lo llevaría de regreso a su camino.
Indrani no tenía intención de leer los libros que su esposo llevaba a casa. Sin embargo, cuando tenía problemas para dormir por la noche, algo la hacía tomar el Corán y leerlo. Una y otra vez, cuando ella no podía dormir, era el Corán lo que tomaba y leía. Se sentía muy perdida porque desde que su esposo quitó las deidades hindús de su casa, ella no podía rezarles.
Indrani comenzó a tener sueños. Durante su primer embarazo, soñó con la Kaaba. Le contó su sueño a una de sus colegas musulmanas, quien le contó el sueño de Indrani a su padre. Él le dijo que ella era afortunada al haber soñado con la Kaaba.
Indrani y Chandara, exhindús, Singapur (parte 3 de 3)
Descripción: Después de mucho pensar, Indrani acepta el Islam junto con su esposo.
- Por Munirah Al Idros (Entrevistadora)
- Publicado 03 Jun 2013
- Última modificación 03 Jun 2013
- Impreso: 74
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Ella también soñaba con dioses hindús que le advertían y la amenazaban, pero tenía más sueños sobre el Islam y sobre musulmanes piadosos. Continuó rezándole a los ídolos hindús, pero se preguntaba sobre sus sueños. Cuando estaba embarazada de su tercera hija, tuvo otro sueño extraño. Escuchó una voz que provenía de la ventana abierta de su dormitorio. La voz dijo: “Soy Muhammad, el Mensajero de Dios. Sigue mi camino y todo el mal desaparecerá. Si quieres saber más, pregúntale a tu marido”.
Ella despertó después de este sueño, pero volvió a dormirse. Tuvo un segundo sueño, y en este se vio a sí misma contándole a su esposo sobre el primer sueño. Le preguntó cuál era el “camino” y él le dijo que mirara por la ventana. Cuando lo hizo, vio a Yusuf Islam vestido como un árabe dando una charla sobre Islam, rodeado de gente vestida como él. Indrani nunca había visto antes a Yusuf Islam, pero había escuchado sobre él. De algún modo, en su sueño ella sabía que era él.
Estos sueños tuvieron un impacto muy fuerte en la creencia de Indrani. Ella comenzó a sentirse cada vez más atraída hacia el Islam y quiso seguir el camino de Muhammad, el Mensajero de Dios, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él. Ella recuerda que quería aceptar el Islam, pero tenía miedo pues estaba esperando su tercer bebé. Temía que algo le sucediera a su hijo debido a las amenazas que las deidades hindús le habían hecho en su sueño. Después del parto, Indrani le dijo a su esposo que estaba lista.
Les hablaron sobre Darul Arqam, la Asociación de Musulmanes Conversos de Singapur, donde pudieron registrar su conversión al Islam. Chandara inicialmente se negó al pensar que Darul Arqam estaba afiliada a [otra organización extraña]. Así que fueron en su lugar a Jamiyah (Sociedad Teológica Islámica de Singapur), y registraron sus nombres como Mohamed Rafiq y Nishani.
Cuando hicieron pública su conversión, encontraron muchos problemas, especialmente cuando Indrani comenzó a vestir el hiyab. Sus padres, hermanos, parientes y amigos que antes la querían, ahora la reprendían. Todos los amigos de Indrani guiados al hinduismo ahora se negaban a tener algo que ver con ella, por temor a que ella pudiera tener éxito en llevarlos hacia el Islam. Estaban sorprendidos especialmente porque a Indrani no le gustaban los musulmanes más que a ellos. Los padres de Indrani le advirtieron que su esposo debía tener el interés oculto de tener más de una esposa.
Indrani y su esposo, condenados al ostracismo por sus padres, perdieron el cariño que antes recibían de ellos. Indrani se dijo a sí misma muchas veces que ya que Dios la amaba tanto, el sacrificio que hacía al perder su familia no era nada. Ella sabía que nadie la amaba más que Dios Mismo.
Hindús estudiosos y gurús trataron de regresar a Chandara al hinduismo, pero él los rechazó educadamente. Entonces rompieron sus relaciones con él. La familia de Indrani juró que se encargarían de que sus hijos Nisha, Nafisa y Natasha fueran devueltos al hinduismo cuando crecieran, negándose a reconocer los nombres musulmanes de sus nietos. Las niñas, que ahora estudiaban en la madrasa (escuela islámica) estaban muy contentas con su religión. Chandara las animó a vestir el hiyab, a pesar de que aún eran muy jóvenes, con la intención de que se acostumbraran a usar el velo. Los parientes notaron que a las niñas les gustaba tanto el hiyab que se negaban a quitárselo.
A pesar de ser rechazados por sus familias, Indrani y Chandara nunca renunciaron a tener mejores relaciones con ellos. En la actualidad, las madres de ambos han expresado que tienen un hijo y una hija obedientes. Alhamdulillah [todas las alabanzas son para Dios].
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