Material común, Diseño y Diseñador
Descripción: Un vistazo a las similitudes genéticas, bioquímicas y moleculares halladas en la naturaleza, y si ellas prueban o refutan la Teoría de la evolución.
- Por A.O.
- Publicado 21 Jun 2010
- Última modificación 27 Jun 2010
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La reciente terminación del mapa genético humano en el ámbito del Proyecto Genoma Humano es un avance científico importante. Sin embargo, algunos resultados de este proyecto han sido distorsionados en algunas publicaciones evolucionistas recalcitrantes. Se ha afirmado que los genes de los chimpancés son similares a los humanos en un 98%, y esto se presenta como evidencia de la afirmación de que los simios son cercanos a los humanos y, por tanto, ancestros lógicos de los mismos, como afirma la Teoría evolucionista de Darwin. El argumento es engañoso.
La afirmación de la similitud en un 98% es engañosa. Para afirmar que la configuración genética humana y la del chimpancé tienen una similitud del 98% entre ellas, el genoma del chimpancé debe ser mapeado de la misma forma que lo ha sido el del humano, y ambos deben ser comparados. No se ha completado aún semejante investigación para el chimpancé.
Esta afirmación de similitud es una exageración basada en la similitud en las secuencias de aminoácidos de unas 30 a 40 proteínas básicas presentes en el hombre y en el chimpancé. Un análisis secuencial ha sido hecho con un método denominado “hibridación de ADN” sobre las secuencias de ADN que se correlacionan con estas proteínas, y sólo este número limitado de proteínas ha sido comparado. Sin embargo, hay cientos de miles de genes y, por tanto, 100.000 proteínas codificadas por estos genes en los humanos. La afirmación de que todos los genes del ser humano y del simio son similares en un 98%, ¡está basada en la similitud de 40 entre 100.000 proteínas!
Por otra parte, las proteínas básicas mencionadas son moléculas vitales comunes presentes en otros tipos de seres vivos. Las estructuras de los mismos tipos de proteínas presentes no sólo en chimpancés, sino también en seres vivos completamente diferentes, son muy similares a aquellas en los humanos.
Por ejemplo, los análisis genéticos publicados en New Scientist han revelado una similitud del 75% entre el ADN de gusanos nematodos y seres humanos. (New Scientist, mayo 15 de 1999, p.27). ¡Definitivamente, esto no significa que sólo hay un 25% de diferencia entre los seres humanos y los gusanos!
Además, el análisis hecho en algunas otras proteínas ha mostrado que el hombre es cercano a muchos seres vivos distintos. En un estudio llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Cambridge, se compararon algunas proteínas de animales terrestres. Sorprendentemente, y en casi todos los ejemplos, el hombre y el pollo fueron pareados como los más cercanamente relacionados. El siguiente animal más cercanamente relacionado fue el cocodrilo. (New Scientist, v.103, agosto 16 de 1984, p.19)
Otro ejemplo usado por los evolucionistas sobre la “similitud genética entre el hombre y el simio”, es la presencia de 48 cromosomas en chimpancés y gorilas y 46 cromosomas en el hombre. Los evolucionistas se refieren a la cercanía del número de cromosomas como un indicativo de relación evolutiva. Sin embargo, si esta lógica fuera verdadera, entonces el hombre debería tener una relación incluso más cercana que con el chimpancé, ¡con la papa! El número de cromosomas en la papa es exactamente igual al número de cromosomas en los humanos: 46.
Estos ejemplos muestran que esta similitud genética no constituye evidencia para la Teoría de la Evolución. Esto es porque las similitudes genéticas no están en consonancia con los esquemas evolutivos propuestos y, por el contrario, arrojan resultados en gran medida incompatibles.
No sorprende que, cuando el asunto se evalúa como un conjunto, se ve que el tema de “similitudes bioquímicas” no constituye evidencia de la evolución, sino que, por el contrario, hace tambalear la teoría. El Dr. Christian Schwabe, un investigador bioquímico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Sur, es un científico evolucionista que ha dedicado años a la búsqueda de evidencia de la evolución en el ámbito molecular. En particular, hizo una investigación sobre la insulina y péptidos de la familia relaxinal, y trató de establecer relaciones evolutivas entre los seres vivos. Sin embargo, debió confesar muchas veces que no pudo encontrar evidencia de la evolución en ningún punto de sus estudios. Dijo:
“La evolución molecular está a punto de ser aceptada como un método superior a la paleontología para el descubrimiento de relaciones evolutivas. Como evolucionista molecular, debería estar dichoso. Por el contrario, parece desconcertante que existan tantas excepciones a la progresión ordenada de especies tal y como ha sido determinada por las homologías moleculares. Tantas, de hecho, que pienso que la excepción, las particularidades, pueden llevar el mensaje más importante”. (Christian Schwabe, Sobre la Validez de la Evolución Molecular, Tendencias en las Ciencias Bioquímicas. V.11. Julio, 1986).
Basado en los hallazgos recientes obtenidos en el campo de la biología molecular, el bioquímico renombrado Prof. Michael Denton hizo los siguientes comentarios:
“Cada clase es única a nivel molecular, aislada y desvinculada de intermediarios. Así, las moléculas, como los fósiles, han fallado en brindarnos los intermediarios esquivos tanto tiempo buscados por la biología evolutiva… A nivel molecular, ningún organismo es “ancestral”, “primitivo” o “avanzado” en comparación con sus relacionados… Hay poca duda de que si la evidencia molecular hubiera estado disponible hace un siglo… la idea de la evolución orgánica quizá nunca hubiera sido aceptada”. (Michael Denton, “Evolución: Una Teoría en Crisis”, Londres; Burnett Books 1985, pp.290-291)
Sin duda, es natural para el cuerpo humano tener ciertas similitudes hormonales con otros seres vivos, porque todos ellos fueron hechos de las mismas moléculas, todo ellos usan las mismas agua y atmósfera, y todos ellos consumen comidas conformadas por las mismas moléculas. Ciertamente, sus metabolismos y por lo tanto su configuración genética, deben parecerse entre sí. Esto, sin embargo, no es evidencia de que evolucionaron de un ancestro común.
Este “material común” no es el resultado de la evolución sino del “diseño común”, es decir, de haber sido creados bajo el mismo plan.
Es posible explicar este tema con un ejemplo. La mayoría de los edificios están construidos con materiales similares (ladrillos, acero, cemento, etc.). Esto, sin embargo, no significa que estos edificios “evolucionaron” unos de otros. Fueron construidos separadamente utilizando materiales comunes. Lo mismo es cierto para los seres vivos también.
Los darwinistas han distorsionado los resultados del Proyecto Genoma Humano. La vida no se originó de coincidencias inconscientes como afirma la evolución, sino que es el resultado de la creación de Dios, el Todopoderoso, el Dueño del conocimiento y la sabiduría infinitos.
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