¿Es el Corán antisemita? (parte 2 de 2): Cumpliendo la alianza
Descripción: Un vistazo al alegato de que el Corán, el Islam y los musulmanes son antisemitas. Parte 2: ¿Quiénes son el verdadero pueblo elegido?
- Por M. Abdulsalam (© 2010 IslamReligion.com)
- Publicado 01 Nov 2010
- Última modificación 01 Nov 2010
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El favor de Dios está en la observación de los mandamientos
Como mencioné anteriormente, el favor de Dios hacia los judíos estaba con ellos en tanto mantuvieran la alianza que Dios hizo con ellos. Este hecho también fue declarado por los propios judíos: “Debido a nuestra aceptación de la Torá, los judíos tenemos un estatus especial a los ojos de Di-s, pero perdimos tal estatus especial cuando abandonamos la Torá”[1].
Por lo tanto, entendemos que el favor de Dios no es un aspecto racial ni es vinculante eternamente. Por el contrario, Su favor es hacia aquellos que cumplen los mandamientos. Un israelita que no observa los mandamientos no es incluido en este favor.
Los judíos rompieron la alianza de Dios
Dios menciona en numerosos lugares del Corán que los judíos rompieron la alianza que Dios hizo con ellos, a través de varias transgresiones que cometieron en su religión. Estas transgresiones varían desde caer en el error y adorar a otros en lugar de Dios, un acto que rompe el primero de los diez mandamientos[2], hasta cambiar y acomodar la Torá a sus propios intereses[3]. Por la Misericordia de Dios, Él continuó enviándoles profetas para que se rectificaran. En lugar de seguir a los profetas que Dios les envió, si éstos traían algo que a los rabinos no les gustaba, rechazaban a los profetas e incluso los mataban. Esto ciertamente se convirtió en incredulidad hacia Dios y, debido a ello, el favor con el que Dios cubrió a los judíos les fue retirado. Dios dice en el Corán:
“Dondequiera que se encuentren serán humillados, a menos que estén amparados según lo establecido por Dios o por un pacto con los hombres. Cayeron en la ira de Dios y se les impuso la miseria. Ello por no haber creído en los signos de Dios y por haber matado a los Profetas injustamente, por haber desobedecido y violado la ley”. (Corán 3:112)
La Biblia también habla del hecho de que los
judíos mataban a los profetas de
Dios en 1 Tesalonicenses 2:15, y lo repite en Hechos 7:52. También leemos en
Romanos 11:3 que el Profeta Elías hizo un llamamiento contra los israelitas:
“Señor, han matado a tus profetas y han derribado tus altares. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!”
Uno de los más graves de estos delitos fue el rechazo de Jesús, una señal clara y un milagro enviado a los judíos. Fue a través de este profeta que el favor de Dios hacia los judíos como nación fue reemplazado por Su Furia e Ira. Los únicos judíos que se mantuvieron “elegidos” fueron aquellos que siguieron a Jesús: los cristianos nazarenos[4].
¿Los cristianos son el pueblo elegido de Dios?
Un hecho en el que los cristianos y los musulmanes están de acuerdo, en contraposición a los judíos, es que el Amor de Dios no está limitado o especificado a una raza elegida, sino más bien a aquellos que observan sus alianzas. Aunque Jesús fue enviado específicamente a los judíos[5], el cristianismo se ha visto a sí mismo a través de la historia como una religión para todos los pueblos. Así, de acuerdo a los cristianos, cualquiera que acepta las enseñanzas de Jesús gana el Amor de Dios y Su Gracia y Favor, y cualquiera que las rechaza está condenado al Infierno.
Este es un punto con el que los musulmanes también están de acuerdo, pero el hecho es que los cristianos no siguen las enseñanzas de Jesús, pues él ordenó a sus seguidores observar los mandamientos de los judíos, el mayor de los cuales es que sólo Dios merece ser adorado. El culto de los cristianos hacia Jesús y el atribuirle divinidad es una de las razones por las cuales ellos también se han ganado la ira y no el favor de Dios.
Reprender a otros pueblos
Cuando analizamos los versículos que reprenden a los judíos en el Corán, vemos, como mencioné anteriormente, que giran en torno a ciertos mandamientos que ellos rompieron y ciertos castigos que les han sido impuestos. Esta crítica no se limita sólo a los judíos, sino que claramente se extiende en el Corán y la Sunnah a todos aquellos que desobedecen los mandamientos de Dios a través de la historia hasta nuestros días, incluyendo a los musulmanes. Dios dice respecto a un musulmán que mata a otro musulmán intencionalmente:
“Quien matare a un creyente intencionadamente será castigado con el Infierno eterno. Incurrirá en la ira de Dios, lo maldecirá y le tendrá reservado un castigo terrible”. (Corán 4:93)
Vemos entonces que estos versículos severos hallados en el Corán están dirigidos a todos aquellos que rompen los mandamientos de Dios, y no a unas razas o pueblos específicos. Del mismo modo, las únicas personas que son elegidas y favorecidas por Dios son los piadosos de cualquier nación, y no una raza o pueblo específico. Judíos, cristianos, y todos aquellos que sean sinceros con su religión y con las enseñanzas originales irán al Paraíso, como el mismo Dios dice:
“Por cierto que quienes creyeron [en los Mensajes que trajeron los Profetas anteriores a Moisés], los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Dios y en el Día del Juicio, y hayan obrado correctamente tendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán”. (Corán 2:62)
Sin embargo, aquellos que no siguieron los mandamientos de su religión, y no creyeron en el Islam, están destinados al Infierno. Esto es porque el Islam es la única religión que es aceptada por Dios después de la revelación de Su Mensaje Final al Profeta Muhammad, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él.
“Por cierto que quienes no creyeron de entre la Gente del Libro y los idólatras serán castigados eternamente en el fuego del Infierno; y éstas son las peores criaturas”. (Corán 98:6)
Footnotes:
[1] (http://www.jewfaq.org/gentiles.htm)
[2] Éxodo 32, Corán 7:148.
[3] Corán 2:75.
[4] Hechos 24:5: Tértulo llamó a Pablo “cabecilla de la secta de los nazarenos”, aunque la iglesia Nazorita en realidad era presidida por “Santiago El Justo”, obispo de Jerusalén.
[5]Mateo 15:24: “—No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús”.
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