Sura 2, aleyas 285 y 286: Creencias básicas y relación con Dios (parte 2 de 2)
Descripción: Exposición de los últimos dos versículos del segundo capítulo del Corán, que definen las creencias básicas de un musulmán, su humildad y su relación con Dios. Parte 2: Explica las bellas súplicas al final del capítulo.
- Por Aisha Stacey (© 2016 IslamReligion.com)
- Publicado 19 Dec 2016
- Última modificación 25 Dec 2016
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En el artículo anterior, establecimos que Dios no pondrá a ninguna persona una carga más allá de sus capacidades, y que cada persona es responsable de sus propios actos. En el Día del Juicio, nadie podrá interceder por ningún otro, cada persona se presentará sola ante Dios, y solo Dios interrogará a Sus siervos y los juzgará. Las buenas obras serán tenidas en cuenta y a menudo serán multiplicadas. De acuerdo con el principio de que una mala acción solo pertenece a quien la cometió, una persona será castigada solo por una mala obra que haya realizado, no una que involuntariamente le haya venido a la mente.
El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Dios ha perdonado a mi comunidad por lo que se dicen a sí mismos, siempre que no lo pronuncien ni lo realicen"[1]. También nos dijo que: "Dios les dijo (a Sus ángeles): ‘Si Mi siervo intenta cometer una mala acción, no la registren como tal; y si la comete, escríbansela como una mala acción. Si intenta realizar una buena acción, pero no la realiza, escríbansela como una buena acción; y si la realiza, escríbansela como diez buenas obras’"[2].
A continuación, Dios les explica a los creyentes cómo suplicar y pedir perdón y misericordia. El capítulo de apertura del Corán fue una lección sobre cómo orar y pedir guía, y esta es una lección sobre la mejor forma de suplicarle a Dios. En esencia, es una petición formal de parte de los creyentes, y una oración o súplica que define la relación del creyente con Dios. Implica debilidad y necesidad humana de misericordia y perdón de Dios. No nos castigues si hemos obrado mal y olvidado; el error y el olvido son dos rasgos que definen la conducta humana. Sin embargo, un creyente siempre busca la ayuda de Dios y siempre se vuelve hacia Él arrepentido.
Posteriormente, los creyentes le piden a Dios que no ponga sobre nosotros una carga como las que puso sobre la gente que nos precedió. Esta es una petición del débil para el Todopoderoso. En el pasado, la gente llevó cargas que eran demasiado exigentes, y eso contribuyó a que no cumplieran su deber para con su Señor. Leyes estrictas impuestas a naciones anteriores a causa de lo que ellos mismos se autoimpusieron. Este capítulo ha delineado varios episodios en la historia de los Hijos de Israel que indican esto. Con esto en mente, nos encontramos con una petición apasionada por la facilidad y por leyes que sean fáciles de seguir y cumplir.
"Perdónanos y ten misericordia de nosotros". Esta frase resume la única garantía real de éxito en esta vida y de la admisión en el Paraíso: la Misericordia de Dios. No importa cuánto se esfuerce una persona, no logrará nada a menos que Dios le conceda Su Misericordia. Aisha, la amada esposa del Profeta Muhammad, nos transmitió que el Profeta dijo que nadie alcanzaría el Paraíso en virtud solo de sus obras. Está reportado que ella le preguntó: "¿Ni siquiera tú?"; y él le contestó: "No, ni siquiera yo, a menos que Dios me otorgue Su Misericordia"[3].
"Eres nuestro Protector"; eso significa que Tú eres nuestro apoyo y nuestra ayuda. Los creyentes dicen que acudimos a Ti por todo tipo de ayuda, Tú eres el Único de Quien realmente dependemos. No existe poder ni fuerza excepto proveniente y a través de Ti, Señor.
La línea final aboga por la victoria sobre los incrédulos. Esto significa, sobre aquellos que rechazan el mensaje, se niegan a aceptar la religión que se les ofrece, y que niegan la Unidad y Unicidad de Dios. Esta es una declaración que insta a los creyentes a poner toda su confianza en Dios, Quien es capaz de hacer todas las cosas, y de defender la religión verdadera de sus enemigos.
En más de una narración de las tradiciones[4] del Profeta Muhammad, está registrado que Dios responde a esta súplica con las palabras: "Lo haré". Y en otra narración se dice que Dios responde: "Lo hice". Este largo capítulo, que cubre muchas regulaciones y normas, termina detallando las obligaciones del creyente en esta vida, mientras enfatiza que Dios conoce muy bien Su creación, y tiene en cuenta las debilidades y deficiencias del ser humano. Afirma que Dios no sobrecarga a los creyentes. En conclusión, estas aleyas finales son un resumen conciso de los temas de todo el capítulo, y es también un resumen de las características centrales de la fe de un creyente.
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