Señales de profecía en la vida noble del Profeta Muhammad (parte 1 de 2): Su vida temprana
Descripción: La vida del Profeta Muhammad fue guiada por Dios, y esto se demostró incluso a edad muy temprana.
- Por Aisha Stacey (© 2016 IslamReligion.com)
- Publicado 16 May 2016
- Última modificación 31 Aug 2024
- Impreso: 24
- Visto: 12,997 (promedio diario: 4)
- Clasificado por: 130
- Enviado por email: 0
- Comentado: 0
"Muhammad no es el padre de ninguno de sus hombres, sino que es el Mensajero de Dios y el sello de los Profetas. Dios lo sabe todo". (Corán 33: 40)
Cuando una persona acepta el Islam, reconfirma su fe o reza cualquiera de sus cinco oraciones diarias, también afirma su creencia en Muhammad como Profeta de Dios, el último Profeta. Además de esto, más de 1.500 millones de personas en todo el mundo creen que la vida del Profeta Muhammad es digna de ser emulada y de aspirar a ella. Sin embargo, mucha gente abraza el Islam sin conocer realmente al Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Quizás todo lo que saben es que nació y vivió en la Península Árabe y recibió la palabra literal de Dios en la forma del Corán. En los siguientes dos artículos veremos la noble vida del Profeta Muhammad, aprenderemos a conocerlo y amarlo un poco más. Lograremos esto al mirar las señales de la profecía en su noble vida.
En árabe la palabra "profeta" (nabí) se deriva de la palabra naba, que significa noticias. Por lo tanto, se deduce que un Profeta propaga las noticias de Dios y Su mensaje, ellos son en cierto modo embajadores de Dios en la Tierra. Su misión es transmitir el mensaje de adorar al Único Dios. Esto incluye llamar a la gente hacia Dios, explicar el mensaje, albriciar, advertir y dirigir los asuntos de la nación. Todos los profetas estuvieron ansiosos por transmitir el mensaje de Dios con sinceridad y de forma completa, y esto incluye al último Profeta, Muhammad. Durante su último sermón, el Profeta Muhammad le preguntó a la congregación tres veces si había entregado el mensaje, y pidió a Dios que fuera testigo de la respuesta, que fue un rotundo "¡sí!".
Así como la esencia de su llamado hacia Un Dios, otra señal aceptada de la veracidad de los profetas es la forma en que llevaron sus vidas. Los relatos de la vida del Profeta Muhammad que hemos heredado de nuestros predecesores virtuosos, ilustran que la profecía de Muhammad fue guiada por Dios desde el comienzo. Mucho antes, la profecía de Muhammad había sido preparada para guiar a la humanidad hacia el camino recto, y las experiencias de su vida lo prepararon bien para tan importante misión. Luego, a la edad de 40 años, la profecía le fue otorgada, Dios continuó apoyando y afirmando su misión. Todos los relatos de la vida de Muhammad están llenos de ejemplos de su carácter virtuoso: él fue misericordioso, compasivo, veraz, valiente y generoso, mientras que se esforzaba solo por la recompensa del Más Allá. La forma en que el Profeta Muhammad trató con sus compañeros, conocidos, enemigos, animales e incluso objetos inanimados, no deja duda de que él siempre estaba consciente de Dios.
El nacimiento de Muhammad estuvo acompañado de muchos eventos milagrosos, y el relato de dichos eventos extraordinarios sin duda funcionó como señal de la profecía; sin embargo, debemos ser cautos acerca de creer sin reservas en dichos eventos asombrosos. No todos los eventos son aceptados por todos los biógrafos e historiadores de la historia islámica; por lo tanto, a pesar de que indican un comienzo excepcional y una vida destinada a ser guiada por Dios, pueden estar adornados o exagerados.
Circunstancias especiales, pero no únicas, rodearon la infancia del Profeta Muhammad y ellas sin duda influyeron en su carácter. Para la época en que tenía ocho años de edad, había sufrido la muerte de sus padres y de su amado abuelo, Abdul Muttalib. Fue dejado al cuidado de su tío y gran defensor, Abu Talib. Por lo tanto, ya de niño había sufrido una gran conmoción emocional y física. Tanto los cronistas de la vida de Muhammad como el Corán reconocen su vida quebrantada.
"¿Acaso no te encontró huérfano y te dio amparo?" (Corán 93:6)
El tío de Muhammad, Abu Talib, era pobre y se esforzaba mucho para mantener a su familia; por lo tanto, durante su adolescencia Muhammad trabajó como pastor. De esta ocupación aprendió a abrazar la soledad y desarrolló características como paciencia, prudencia, atención, liderazgo y una capacidad de sentir el peligro. El pastoreo fue una ocupación que todos los profetas de Dios que conocemos tuvieron en común. "…Los compañeros preguntaron: ‘¿Fuiste pastor?’; él contestó: ‘No ha habido Profeta que no haya sido pastor’"[1].
Durante su adolescencia, Muhammad viajó algunas veces con Abu Talib, acompañando caravanas a centros de comercio. Al menos en una ocasión se dice que viajó hasta el norte de Siria. Los comerciantes de mayor edad reconocieron su carácter y lo apodaron Al Amín, es decir, aquel en quien se puede confiar. Incluso en su juventud fue reconocido como veraz y confiable. Una historia que es aceptada por la mayoría de los eruditos e historiadores del Islam es el relato de uno de los viajes del Profeta Muhammad a Siria.
La historia cuenta que el monje Bahira predijo la profecía que venía y le aconsejó a Abu Talib "proteger cuidadosamente a su sobrino". De acuerdo con el biógrafo Ibn Ishaq, cuando la caravana en la que viajaba el Profeta Muhammad se acercó al borde de la ciudad, Bahira "pudo ver una nube que parecía seguir a un joven y darle sombra. Cuando la caravana se detuvo bajo la sombra de unos árboles, las ramas de estos se doblaron e inclinaron sobre el apóstol de Dios hasta que él estuvo a su sombra". Después que Bahira fue testigo de esto, observó de cerca a Muhammad y le hizo muchas preguntas con respecto a una serie de profecías cristianas que él había leído y de las que había escuchado hablar.
El joven Muhammad se distinguía entre su pueblo por su modestia, el comportamiento virtuoso y las maneras agraciadas; por lo tanto, no fue sorpresa para sus compañeros verlo, incluso siendo joven muchos años antes de la profecía, evitar las prácticas supersticiosas y mantenerse alejado de beber alcohol, comer carne sacrificada en altares de piedra o asistir a festivales idólatras. Para cuando alcanzó la adultez, Muhammad ya era considerado el miembro más confiable y fidedigno de la comunidad mecana. Incluso aquellos que se preocupaban por pequeñas disputas tribales, reconocían la honestidad e integridad de Muhammad.
Las virtudes de Muhammad y su buen carácter moral fueron establecidos desde edad temprana, y Dios continuó apoyándolo y guiándolo. Cuando tenía 40 años de edad se le dieron a Muhammad los medios para cambiar al mundo, los medios para beneficiar a toda la humanidad.
En el siguiente artículo veremos cómo la vida de Muhammad cambió después de la profecía y concluiremos que no es razonable darle crédito a quienes afirman que Muhammad fue un falso profeta. Él no declaró su profecía para obtener comodidades, riquezas, grandeza, gloria ni poder.
Agregar un comentario