Jonathan, excristiano, Canadá
Descripción: Cómo le respondió Dios cuando Lo invocó para pedirle ayuda.
- Por Jonathan
- Publicado 22 May 2017
- Última modificación 22 May 2017
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Me siento honrado de ser musulmán...
Y me siento así por muchas razones. Hay muchas normas en la sociedad en la que vivo, que son opuestas a lo que significa ser musulmán. Y cuando llegué por primera vez a este modo de vida, no sabía qué tan bien lo viviría. Hacerme musulmán fue, en esencia, unirme a una minoría visible, y eso no es algo que normalmente hubiera querido hacer. Sin embargo, después de aprender las enseñanzas inalteradas del Islam, me vi obligado a abrazar el Islam como verdad absoluta.
Habiendo pasado una gran parte de mi corta vida no siendo musulmán, conozco la oscuridad de la que Dios habla en el Corán. Recuerdo cómo era, cuando Al‑lah abrió mis ojos y puso luz brillante donde antes había oscuridad. En el comienzo de mi vida, no tenía una forma definida de guía absoluta.
Los aspectos más simples de la creación me confundían, estaba totalmente ajeno a los milagros que Dios puso en la naturaleza. Una vez en particular, recuerdo haber aprendido sobre la evaporación en la clase de ciencias, no logré comprenderla; no el cómo, sino el por qué ocurría. Entendí la idea del ciclo del agua y su importancia para la vida, pero ¿qué hacía que el agua desapareciera y volviera al cielo?
Cuando me hacía esta pregunta sin conocer a Dios, mi mente se encontraba con un bloqueo en el cual no podía hallar respuesta. Contrariado por el pensamiento, simplemente me encogí de hombros y lo arrojé al fondo de mi mente.
Al mirar el cuerpo humano y cómo está hecho principalmente de agua, o al mirar el universo y tratar de comprender lo que hay más allá de él, me enfrentaba con la barrera mental y no podía comprender la razón de su creación.
Una y otra vez, los científicos podían explicar el cómo, pero nunca el por qué. Podían explicar el propósito dentro de los mecanismos de la creación, pero jamás el propósito de los mecanismos en sí mismos. ¿Qué causó los mecanismos? ¿Qué hizo que la naturaleza tuviera leyes?
Habiendo sido educado en una familia cristiana no practicante, tenía una comprensión general de los principios del cristianismo. La razón por la que jamás me dirigí al mismo en busca de guía, fue porque jamás tuvo sentido para mí. Cuando escuché la palabra "Dios" siendo niño, recuerdo haber pensado en un ser absoluto, singular, omnipotente en algún lugar.
Mi problema con el cristianismo era el dogma y, más específicamente, las creencias acerca de Dios. El asunto de un Dios "Trino", que es en esencia tres individuos distintos que están unidos para asumir el rol del Dios "Uno". Sé que no es así como se promueve la doctrina de la Trinidad oficial, y cualquier cristiano que lea la Biblia probablemente me acusaría de no entender dicha doctrina, pero esa es la realidad que vi en ella.
Además de los problemas inherentes contenidos en la doctrina de la Trinidad, solía mirar el hecho de que los cristianos adoran a Jesús, y decía: "Si adoran a Jesús, ¿dónde entra Dios?". En especial, cuando se narra en la Biblia que Jesús dijo que el Padre que está en los cielos es Mayor.
Alrededor de esa época, rechacé el cristianismo de manera no oficial. Me convertí en un cristiano / ateo / agnóstico. Comencé a vivir la vida tratando de llegar a un acuerdo entre mi entorno y mi propio ser. Al no saber de un propósito mayor, no veía problema en tomar parte en actividades destructivas de todo tipo, a condición de recibir algún tipo de satisfacción en ellas.
Tenía poca o ninguna consideración para con mi propio cuerpo, o para con el cuerpo de cualquier otra persona, a decir verdad. Comencé a fugarme de la realidad mediante las drogas y el alcohol. Al principio los usaba como herramienta social, y eventualmente los utilicé de forma habitual como sedante. Si alguna vez me decían que debía tomármelo con calma, les decía que podría detenerme si tuviera una razón, pero no tenía razón alguna. Así llevé mi vida durante algunos años, yendo más allá, experimentando con otros tipos de drogas, hasta que en un momento llegué incluso a venderlas.
Pero, finalmente, comencé a sentir una consciencia interna que buscaba algún tipo de consuelo. Sin embargo, estaba perdido en la oscuridad, ya que nunca había visto la luz, y no conocía la diferencia entre las dos. Comencé a pensar en "el panorama completo".
Empecé a pensar en la muerte. Traté de comprender el concepto de la nada, y como en muchas ocasiones anteriores en mi vida, cuando traté de contemplar el propósito, mi mente quedó en blanco. Hasta que una noche, estando acostado en mi cama y pensando profundamente, miré hacia el cielo y dije: "Dios, si eres real y existes, ¡por favor, ayúdame!".
Esa noche me fui a dormir sin pensar más en ello. Luego, el 11 de septiembre estaba viendo cómo se desarrollaban los inesperados acontecimientos. Estaba confundido con respecto a toda la situación, por qué ocurrió, qué ocurrió exactamente, y cómo supieron quién lo hizo casi de inmediato. Por primera vez, había un significado que aplicaba a términos extranjeros que había escuchado, pero que jamás había sabido sobre ellos, por ejemplo, el Islam.
Solía pensar que el Islam era, literalmente, una isla en algún lugar de Oriente Medio (lo que, sorprendentemente, sigue siendo un error común entre una gran parte de la población actual, que piensa que Islam es un país). Sabía de la religión musulmana, pero veía a los musulmanes como budistas, con rituales extraños, solía pensar que adoraban ídolos. Pero esa noche, cuando salí con mis amigos, el Islam se había convertido en un tema candente.
Algunos de mis amigos comenzaron a insultar al Islam, diciendo que era una religión estúpida. Estaba sorprendido de que algunos de mis amigos resultaron ser musulmanes y comenzaron a defender su religión. Sentí curiosidad sobre el tema y su impacto inminente en el futuro cercano, así que comencé a investigar, y lo que encontré, me sorprendió. Descubrí que los musulmanes adoran a Dios. Además, descubrí que los musulmanes creen en Jesús y creen que era musulmán (es decir, alguien sometido a Dios), que era un Profeta y un Mensajero de Dios, y que Dios lo salvó de la crucifixión, y que no tenía parte divina ni era una parte de Dios, y que solo Dios debe ser adorado.
Esa información me sacudió en lo profundo, porque recordé que, cuando era más joven, creía que Dios era Uno, un ser absoluto, y también recordé haber rechazado el cristianismo debido a su adoración a Jesús.
Así que comencé una investigación sobre el Islam y el cristianismo. Me interesé en el tema de la religión y empecé a leer con asiduidad. Consulté a mi abuela en temas relacionados con el cristianismo, y consultaba a mi amigo sobre el Islam. Llevaba los argumentos de un lado al otro para ver cuáles eran los que prevalecerían.
Finalmente, después de leer el Corán y la Biblia, observar los milagros de Dios en la naturaleza, y atravesar por una profunda experiencia de búsqueda del alma, me dije a mí mismo acerca del Islam: "Parece muy verdadero, ¿pero puede ser real?". Y en ese mismo instante, recordé mi oración anterior, cuando dije: "Dios, si eres real y existes, ¡por favor, ayúdame!". Se me puso la carne de gallina, me di cuenta de que esa era la respuesta, pero aún no estaba seguro si quería ser musulmán, no sabía qué tan bien encajaría con los musulmanes desde el punto de vista étnico.
Seguí leyendo y estaba buscando realmente algo que me confirmara mi decisión. Entonces, un día, mientras leía la Biblia, llegué al versículo 26:39 en el Evangelio de Mateo, que dice:"Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: ‘Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como Tú’".
Para mí, este versículo confirmó tres cosas que había aprendido de la visión islámica de Jesús: que él era musulmán, pues oraba como los musulmanes, prosternándose sobre su rostro en la oración; que él no quería morir, porque oró para que le quitaran la copa de la muerte; y que él no era Dios, porque él mismo le oró a Dios pidiéndole ayuda.
Esa fue la confirmación que necesitaba, y que realmente solidificó mi decisión de abrazar el Islam, y no podía aceptar el mensaje sin aceptar al Mensajero. Así que, el 28 de diciembre de 2001, por la misericordia de Al‑lah, hice mi declaración de fe (que consiste en decir: "Atestiguo que nadie tiene derecho a ser adorado sino solo Al‑lah, y que Muhammad es el Mensajero de Al‑lah)", y abracé el Islam. Desde ese momento, por la gracia de Al‑lah, he logrado cosas, he ido a lugares, y he hecho cosas que jamás hubiera imaginado posibles.
Después de probar la fe, conozco los frutos que conlleva, y rezo para que Al‑lah me permita hacer más bien y me permita vivir el resto de mi vida en Su camino. Todas las alabanzas son para Al‑lah, y que la paz y las bendiciones de Al‑lah sean con Su Mensajero Muhammad. Amín.