Sura 104, Al Humazah (el difamador)
Descripción: Una descripción breve pero detallada del mal de las murmuraciones y las calumnias. Dicho comportamiento es exhibido a menudo por aquellos que usan la riqueza para oprimir a los demás, y las consecuencias del mismo son gráficamente detalladas.
- Por Aisha Stacey (© 2019 IslamReligion.com)
- Publicado 04 Feb 2019
- Última modificación 04 Feb 2019
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Introducción
El difamador, nombrado así por la palabra humazah en el primer versículo, es uno de los capítulos
cortos hacia el final del Corán. Muchas de estas suras tratan ampliamente el concepto del Infierno. Sin embargo, aunque hay diez suras más después de esta, aquí es la última vez que se menciona el fuego del Infierno. El Infierno es descrito de tal manera en esta sura, que podemos experimentar su poder feroz con todos nuestros sentidos.
La sura 104 está compuesta por solo nueve aleyas breves y fue revelada en La Meca en los primeros días del Islam. En esa época, los nuevos musulmanes eran sometidos a algunos de los peores castigos por parte de aquellos que no estaban dispuestos a escuchar el mensaje del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Dios llama la atención a algunas de esas características desagradables y deja en claro que este tipo de comportamiento será castigado con severidad en el Más Allá. Una lección importante que aprendemos de este capítulo es que el éxito no reside en la acumulación de riqueza sino en el recuerdo de Dios.
Aleya 1: Una situación lamentable
La sura comienza con la descripción de una situación verdaderamente lamentable. Una gran miseria caerá sobre la persona que ridiculiza o se burla de los demás. El uso de las palabras "difamador" y "calumniador" juntas señala a aquellos que de forma continua y habitual mienten y calumnian a los demás. Esas son personas vanas y malvadas que se burlan de los demás, insultándolos y calumniándolos, con sus lenguas y su lenguaje corporal. Los critican, imitan sus movimientos o el sonido de sus voces y ridiculizan sus miradas o sus rasgos. Este tipo de persona no puede ver sus propios defectos, pero se deleita en encontrar y señalar los defectos de los demás. El Islam tiene estándares elevados de moral y prohíbe de manera enfática este tipo de comportamiento. Insultar abiertamente o difamar de forma encubierta, así como la burla y el desprecio, son considerados cosas sórdidas y feas, y no son, definitivamente, el comportamiento en el que un creyente se involucraría en ninguna circunstancia.
Aleyas 2 y 3: Una gran riqueza no te hace inmortal
Esto describe a las personas que utilizan su riqueza para tiranizar a los demás. Acaparar su riqueza no las hará inmortales. La riqueza no es el estándar por el cual son medidas las personas. Cualquier buen rasgo poseído por estas personas antes de la riqueza es considerado por ellas mismas inútil y una pérdida de tiempo. Este tipo de persona cree que su riqueza controla su destino y que no tiene que rendirle cuentas a nadie por nada. Esas personas cuentan sus riquezas una y otra vez, mirándolas y disfrutando de ellas, son mezquinas y egoístas. ¿Han olvidado la muerte y que llegará un momento en que habrá que dejar atrás sus riquezas? ¡En verdad, sus riquezas no los protegerán de Dios ni del Día del Juicio!
Aleyas 4 y 5: ¿Sabes qué es el demoledor?
Debido a su riqueza, estas personas creen que son grandes hombres y mujeres, pero, por el contrario, aquellos que creen que tienen inmortalidad se encontrarán arrojados al fuego demoledor. Dios pregunta: ¿Qué te hará entender cuán mala es ese demoledor? El que busca el poder ridiculizando a otros será desairado y arrojado como basura abandonada a la gran trituradora (Ár. Al Hutamah). Esta es una imagen palpable del Infierno, un gran fuego demoledor que destruye todo lo que se cruza en su camino. En el Día del Juicio, los calumniadores y los difamadores serán arrojados al Infierno como objetos despreciables. El fuego demoledor destruirá la riqueza y el poder de los que se burlan, calumnian y difaman creyendo que estos los salvarían. Los eruditos islámicos dicen que la trituradora está en los lugares más profundos del Infierno.
Aleya 6: Un fuego encendido por Dios
En la aleya sexta se identifica a la trituradora. Se nos dice que es el fuego del Infierno. Está en un lugar particular del Infierno y es encendido por Dios mismo. La sura comienza con una descripción críptica, pero cuando Dios revela la amenaza de la trituradora, sugiere horrores inimaginables. Es un fuego que no podemos imaginar, pues no existe nada similar a él. Está diseñado por Dios para castigar a quienes "comen la carne" de sus hermanos y hermanas al difamarlos y calumniarlos. Por lo tanto, el castigo también come la carne. Este es el único lugar del Corán en que el fuego del Infierno es llamado el fuego de Dios. Esto no solo expresa su carácter espantoso, sino que también indica la ira y el rechazo que Dios tiene por aquellos que se apegan a la riqueza mundana creyendo que esta les da derecho de maltratar a los demás.
Aleya 7: Un fuego furioso sobre el corazón
Este fuego inimaginable irrumpe en los corazones de aquellos que son arrojados bruscamente en él. Sin embargo, no entra en el corazón, porque eso causaría la muerte, este fuego se come la carne y aplasta los huesos. El fuego arrecia sobre el corazón. Esto sucede una y otra vez, de la misma manera que estas personas contaron sus riquezas una y otra vez. Hay simetría en el tema y la sura relata el crimen con el castigo. Al murmurar y difamar, y todo lo que ello implica, la gente rasga metafóricamente la carne de sus hermanos, sin embargo, la trituradora en el Infierno les rasgará la carne de manera literal.
Aleyas 8 y 9: Columnas elevadas
El fuego de Dios que aplasta se cerrará sobre los difamadores y calumniadores. Las llamas se dispararán y las columnas cerrarán cualquier hendidura o abertura que rodee a los que están siendo castigados. No habrá escape. Del mismo modo que mantuvieron su riqueza segura en cajas fuertes y a puerta cerrada, Dios los encerrará en un castigo sin ningún medio de escape.
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