Sura 81, At-Takwir (El arrollamiento)
Descripción: El capítulo número 81 del Corán trata los temas de la Resurrección y la Revelación.
- Por Imam Mufti (© 2018 IslamReligion.com)
- Publicado 10 Sep 2018
- Última modificación 25 Jun 2019
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Introducción
La sura fue revelada en La Meca. Hace énfasis en el hecho de que la gente se verá confrontada con sus actos en el Día del Juicio Final; asegura la verdad del Corán y llama a la gente al camino recto. Abre con una descripción poderosa de los eventos del Día, y su título es tomado de esta descripción.
Aleyas 1 a 14: La realidad del Día de la Resurrección
Estas aleyas dibujan una escena de gran agitación que envuelve el universo entero. Es un evento que revela todos los secretos guardados y no deja nada oculto. Todo ser humano enfrenta lo que ha preparado para el Día de la rendición de cuentas y el juicio. Los grandes eventos mencionados indican que el estado actual del universo que nos es familiar, con su perfecta armonía, movimiento medido y relaciones controladas, perfeccionado por el Creador, Cuyo trabajo es perfecto, sufrirá un colapso total. Su papel habrá terminado. Junto con toda la creación, pasará a una nueva fase predeterminada de la vida, distinta a todo lo que conocemos en este mundo.
El objetivo de esta sura es hacernos una idea de la agitación inevitable, y dejarla bien establecida en los corazones y mentes de la gente, de modo que pueda atribuirle poca o ninguna importancia a los valores y riquezas de este mundo, aunque pueda parecer que tienen consecuencias duraderas.
El gran terror que abrumará a las fieras en sus junglas causará que se junten. Se olvidarán de sus mutuas enemistades y se moverán juntas, sin darse cuenta de su dirección. No buscarán sus hogares ni perseguirán a sus presas, como hacen normalmente.
El valor de la vida humana debe haber llegado muy bajo en la sociedad árabe preislámica. Existía la costumbre de enterrar a las niñas pequeñas vivas, por temor a la vergüenza o la pobreza. El Corán describe esta práctica para retratar su horror y denunciarla. Se nos dice que la niña asesinada será preguntada acerca de su asesinato. La sura nos deja imaginar cómo será llevado el asesino a rendir cuentas. El orden social del período preislámico jamás habría ayudado a las mujeres a obtener una posición respetable y digna. Dios decretó cambiar esto. Con el Islam, la forma de vida que Dios ha elegido para la humanidad, se asegura una posición digna tanto para hombres como para mujeres.
Cuando todos estos grandes eventos tengan lugar por todo el universo, cambiando el estatus de toda vida, nadie podrá albergar duda alguna sobre lo que ha hecho en esta vida presente ni sobre lo que ha llevado consigo a la siguiente vida. Las personas se encontrarán totalmente separadas de todo lo que les es familiar, y de su mundo como un todo. Todo habrá sufrido un cambio total, excepto Dios. Si el ser humano se vuelve hacia Dios ahora, encontrará que Su apoyo llegará cuando todo el universo se vea abrumado por el cambio. Así termina la primera parte de este capítulo, dejándonos con una impresión vívida de la agitación universal en el Día de la Resurrección.
Aleyas 15 a 29: La realidad de la revelación
La segunda parte de la sura abre con una forma de juramento que utiliza algunas escenas muy hermosas del universo. En esencia, este juramento se hace para afirmar la naturaleza de la revelación, el ángel (Gabriel o Yibril) que la porta, y el Mensajero que la recibe y nos la transmite, así como las actitudes de la gente hacia ella, todo de acuerdo con la voluntad de Dios.
A medida que el Corán hace esta descripción breve y llena de vida de estos fenómenos, establece un vínculo espiritual entre ellos y el ser humano, con el resultado de que, a medida que leemos, sentimos el poder que creó dichos fenómenos y la verdad que estamos llamados a creer. Esta verdad luego es expresada de manera que encaja de forma magnífica con el tema general de la sura. Este Corán con su descripción del Día del Juicio es transmitido por Gabriel a Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). La sura da una descripción de este ángel elegido. Él es noble, honrado por Dios, y es poderoso, lo que sugiere que se requiere una fuerza considerable para transportar y transmitir el Corán. "Él es obedecido en el cielo", es decir, por los otros ángeles. También es "fiel y confiable" transportando y descargando el mensaje.
Estas cualidades se suman a una conclusión definitiva: que el Corán es un mensaje noble, poderoso y exaltado, y que Dios cuida especialmente del ser humano. Es una manifestación de este cuidado el que Él haya elegido a un ángel del calibre de Gabriel para llevar Sus revelaciones al hombre que eligió como Su Mensajero. Cuando el hombre reflexiona sobre este cuidado divino, debe sentirse humilde, porque vale muy poco en el reino de Dios.
Sigue una descripción del Profeta que transmite esta revelación a la humanidad. La sura parece decirles: Ustedes han conocido muy bien a Muhammad durante un período de tiempo considerable. Él es su viejo amigo, es honesto y es confiable. ¿Por qué, entonces, inventan mentiras de él, cuando les está diciendo la verdad simple que le ha sido confiada para entregarles?
La sura nos recuerda que depende de cada individuo seguir el camino correcto o no. Dado que Dios nos ha dado a todos libre albedrío, cada ser humano es responsable por sí mismo. El camino recto ha sido indicado para todos los que deseen estar en lo correcto. Cualquiera que siga un camino distinto tendrá, por lo tanto, la responsabilidad de sus actos.
La sura termina afirmando que la voluntad operativa detrás de todo es la voluntad de Dios.
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