Sura 30, Ar-Rum (los bizantinos)
Descripción: Se hacen conexiones entre las batallas libradas entre bizantinos y persas en la época del Profeta Muhammad, seguidas de una reflexión sobre la creación de Dios.
- Por Imam Mufti (© 2018 IslamReligion.com)
- Publicado 02 Jul 2018
- Última modificación 25 Jun 2019
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Introducción
Este capítulo fue revelado en la ciudad de La Meca e inicia con una referencia a la derrota de los bizantinos (también conocidos como el Imperio Romano de Oriente) a manos de los persas (613–14 a. C.) en Siria, y la subsecuente victoria de los bizantinos en 624 d. C. La sura insta a la gente a reflexionar sobre su propia creación, así como la de los cielos y la Tierra. El poder de Dios para dar vida a una tierra estéril es una indicación tanto de Su habilidad para levantar a los muertos como de Su misericordia para con la humanidad. Los incrédulos están advertidos para que acepten la fe antes de que sea demasiado tarde, y el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) es instado a perseverar y a ignorar la intimidación de los incrédulos.
Aleyas 1 a 7: La promesa a los creyentes de que obtendrán la victoria
Los primeros versículos de este capítulo fueron revelados cuando Persia derrotó al Imperio Bizantino en las áreas árabes que estaban bajo su dominio. Esa también fue la época en que se desencadenaron en La Meca las discusiones entre los primeros musulmanes y los idólatras árabes.
Dado que los bizantinos en esa época eran cristianos y los persas eran zoroastras, los incrédulos de La Meca explotaron el evento, elogiando la victoria de los politeístas sobre los monoteístas, y viendo en esta victoria persa un presagio de su propia victoria sobre los creyentes.
Por ello, la apertura de esta sura anunció la victoria para la Gente del Libro, los bizantinos, en el término de pocos años. Dice que esta victoria les dará mucha alegría a los musulmanes, porque ellos aman a los creyentes.
Aleyas 8 a 32: Reflexión sobre las señales de Dios, el fin de las naciones anteriores y el hecho inevitable de la resurrección. Algunas pruebas del poder y la unidad y unicidad divinos, y el Islam como la religión de la disposición natural
Sin embargo, el Corán no se detiene en esta promesa ni se limita a ese evento. De hecho, lo utiliza para mostrarles a los creyentes y a sus oponentes horizontes más amplios. Establece un vínculo entre ellos y el universo.
También relaciona las normas de Dios para apoyar la fe divina con la verdad que regula los cielos, la Tierra y todo lo que hay entre ellos, así como el pasado, el presente y el futuro de la humanidad. Luego pasa a la vida por venir y al mundo más allá de esta Tierra. De hecho, el Corán nos lleva por un amplio recorrido en el que vemos las maravillas del universo, del alma humana, las situaciones de las gentes y los prodigios de la naturaleza. Por lo tanto, podemos ver horizontes más amplios de conocimiento, ya que nuestras vidas han sido ampliadas y elevadas. Además, estamos liberados de los límites estrictos de tiempo, lugar y evento, y podemos ver el universo, sus leyes operativas, su historia presente y futura.
Aleyas 33 a 45: La actitud de los politeístas ante la alegría y el perjuicio, y la universalidad del mensaje islámico
El concepto de la gente sobre la verdadera naturaleza de los vínculos y las relaciones en este gran universo se establece sobre una plataforma superior. La gente comienza a sentir la grandeza real de las leyes que gobiernan el universo y la naturaleza humana, y aprecian aquellas que regulan la vida humana y sus eventos. De esta manera, son definidas las posiciones de victoria y derrota, y se establecen medidas justas para juzgar las acciones de las personas y sus actividades en esta vida, a fin de darles una recompensa justa tanto en la vida presente como en la por venir.
A la luz de este concepto amplio, se muestra claramente la universalidad del mensaje islámico. Su interacción con los eventos y las situaciones mundiales, incluso cuando todavía estaba en su infancia y confinado a La Meca y el valle que la rodea, parece ser muy positiva. Su alcance se amplía más allá de esta Tierra para vincularse con la naturaleza del universo y sus leyes principales, la naturaleza humana y sus profundidades, así como al pasado y presente de la vida humana, tanto en este mundo como en el del Más Allá.
Por lo tanto, la mente y el corazón del musulmán están vinculados a estos horizontes para influir en sus sentimientos y en la forma en que ve la vida. Él mira hacia el cielo y la vida venidera, y contempla las maravillas y prodigios del universo. Aprecia su posición y la de su comunidad en esta gran extensión. Se da cuenta de su propio valor y del valor de su fe en las medidas de la gente y de Dios. Por ello, cumple su papel y sus deberes con la mente clara y con confianza y seguridad.
Aleyas 46 a 59: Pruebas del poder y de la unidad y unicidad de Dios, la ingratitud hacia los favores divinos, los incrédulos y la gente de fe en el Día de la Resurrección
La sura describe la inconsistencia de las preocupaciones y los intereses de las personas, y cómo estos dos factores son inadecuados para construir la vida humana. Lo que las personas deberían mirar en lugar de lo anterior, es una medida constante que no se adapta a los intereses propios. Describe a esas personas cuando disfrutan de la misericordia de Dios y cuando se ven afligidas por las dificultades, así como en situaciones tanto de opulencia como de pobreza. Luego pasa a hablar de cómo deben usarse y aumentarse las disposiciones. Después expone la cuestión de los supuestos socios de Dios desde este ángulo, mostrando cómo tales supuestas deidades jamás pueden proporcionar sustento ni iniciar ni terminar la vida. Vincula la propagación de la corrupción en la tierra y los mares con lo que hace la gente, y hace recorrer el mundo reflexionando sobre el final que encontraron las comunidades pasadas de incrédulos que asociaron copartícipes con Dios. Luego le ordena al Profeta que siga la religión de la naturaleza humana antes del día que vendrá, cuando todos serán recompensados por lo que hayan hecho.
La sura luego proporciona algunas escenas del universo, comentando que la guía verdadera es la dada por Dios, mientras que la labor del Profeta solo es entregar el mensaje. No está en su poder hacer que los ciegos vean ni que los sordos oigan. La sura pasa a una nueva travesía dentro de la constitución humana, recordándonos las etapas del desarrollo humano de principio a fin, comenzando con la mayor debilidad en la infancia, antes de mencionar la muerte, la resurrección y el juicio, dándonos una nueva escena de ese día.
Aleya 60: Instando al Profeta a ser paciente
La sura termina con una orden dirigida al Profeta, de mantenerse paciente en la adversidad y soportar cualquier dificultad que encuentre. Él siempre debe confiar en que la promesa de Dios se cumplirá. Por lo tanto, no debe dejarse perturbar por aquellos que carecen de fe.
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