El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 2 de 6): Masyid Al-Aqsa
Descripción: El Profeta Muhammad llega a la Masyid Al-Aqsa y se reúne con algunos de los anteriores Profetas de Dios.
- Por Aisha Stacey (© 2011 IslamReligion.com)
- Publicado 21 Feb 2011
- Última modificación 15 Feb 2011
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Esta fue una época difícil en la vida del Profeta Muhammad, y este viaje fue un gran honor para él. El anuncio del mensaje estaba entrando en una fase nueva, y el establecimiento de la nación musulmana estaba por comenzar. El Profeta Muhammad se había sentido abrumado y solo. La gran mayoría de los mecanos se había rehusado a escuchar su mensaje. Tanto su amado tío como su querida esposa habían muerto, y este regalo de Dios le brindaba apoyo y abría sus ojos a las señales y maravillas del universo. Después de viajar la enorme distancia hasta Jerusalén en el lomo de Al Buraq, el Profeta Muhammad llegó al área conocida como Masyid Al-Aqsa. Desmontó y ató a Al Buraq a un anillo (aldaba) en la puerta.
Ocurre otro milagro
El Profeta Muhammad caminó dentro de la Masyid –el lugar de postración– para reunirse con un grupo de Profetas anteriores, y entonces tuvo el gran honor de liderarlos en la oración. Dios recompensó a Su Mensajero y le hizo entender que los Profetas anteriores a él también pasaron tiempos difíciles al predicarles a sus pueblos. Esta fue otra indicación de su importancia y excelencia, así como de la naturaleza de su mensaje.
Antes del advenimiento del Profeta Muhammad, todos los Profetas entregaron su mensaje de sumisión a Dios, el Único, a su propio pueblo; Muhammad, sin embargo, fue enviado para toda la humanidad. Dios se refiere a él como una misericordia. Dios dice en el Corán:
“Él [el Profeta Muhammad] cree en Allah, confía en [la palabra de] los creyentes y es una misericordia para quienes verdaderamente creen de vosotros”. (Corán 9:61)
El mensaje fue internacional, y esta comunicación distribuida por el mundo entero fue el Islam. Los Profetas de Dios estaban detrás del nuevo y último Mensajero de Dios y lo apoyaron cuando su necesidad fue mayor. El Profeta Muhammad menciona en sus dichos que todos los Profetas son hermanos[1]. Esta congregación ubicada detrás del Profeta Muhammad fue una señal de hermandad real y eterna.
La importancia de Al-Aqsa
El hecho de que esta ocasión trascendental tuviera lugar en Jerusalén es también de importancia. Esta es la tierra de los Profetas de Dios, la tierra de Abraham, Isaac, Moisés y Jesús. Dios estaba forjando un enlace entre su Casa Sagrada en Meca y la Masyid Al-Aqsa en Jerusalén. Dios también estaba enlazando la llamada “cuna de la religión”, la Tierra Sagrada alrededor de Jerusalén, con la tierra de Arabia, el lugar de nacimiento de la religión diseñada por el Creador para toda la humanidad: el Islam.
Dios estableció a Al-Aqsa como una de las tres Masyid sagradas en el Islam. La Masyid Sagrada en La Meca, la Masyid del Profeta Muhammad, aún por ser establecida en Medina en ese entonces, y esta Masyid en este vecindario bendito de Jerusalén. Es sólo a esas tres Masyid que los musulmanes pueden viajar con intención devocional[2]. Una oración en la Masyid Al-Aqsa equivale a 500 oraciones en cualquier otro lugar, con excepción de la Masyid del Profeta, donde una oración equivale a 1 000 oraciones, y la Masyid Sagrada en La Meca, donde una oración contiene la recompensa de 100.000 oraciones[3]. Dios enfatizó la importancia y santidad de la Masyid Al-Aqsa, y por esta razón ella juega un papel importante en la vida del musulmán. Por eso es cuidada y protegida celosamente.
Al-Aqsa fue la primera qiblah (la dirección hacia la cual un musulmán se orienta para orar) en el Islam, pero esta dirección fue luego cambiada a la Masyid Sagrada en La Meca. Establecer la fecha exacta de este cambio es difícil, pero por la evidencia podemos descubrir cuándo ocurrió aproximadamente, puesto que la misión del Profeta Muhammad está dividida en dos períodos distintos. El período Mecano, definido por llamar al pueblo a la religión del Islam, y el período Medinense, definido por el establecimiento del estado musulmán. El Profeta Muhammad y la mayoría de sus seguidores emigraron a la ciudad de Medina en el año 14 de la profecía.
El Viaje Nocturno y la Ascensión tuvieron lugar a finales del período Mecano, mientras que la qiblah cambió hacia La Meca unos 16 meses después de la emigración del Profeta hacia Medina. A partir de esto, podemos deducir que los musulmanes se orientaron hacia Al-Aqsa cuando rezaban por aproximadamente tres años, antes que Dios cambiara la dirección hacia La Meca. Esto en ninguna forma disminuye la importancia de Jerusalén o de la Masyid Al-Aqsa, sólo representa otro paso en el establecimiento del mensaje para toda la humanidad. La Masyid Sagrada en La Meca fue fijada como el punto central en el Islam.
El viaje y el milagro continúan
Mientras se encontraba aún en el área sagrada de la Masyid Al-Aqsa, el Ángel Gabriel se presentó ante el Profeta Muhammad con dos copas, una llena de leche y la otra llena de vino, y le ofreció ambas. El Profeta eligió y bebió la leche. El Ángel Gabriel entonces le dijo: “Gracias a Dios, Quien te ha guiado a la fitrah; si hubieras tomado el vino, tus seguidores se habrían perdido”[4]. Es difícil traducir la palabra árabe fitrah al español; denota el estado natural y puro en el que uno nace, un sentimiento innato que lo guía a uno a hacer lo correcto. El Profeta Muhammad instintivamente eligió lo correcto sobre lo errado, el bien sobre el mal, y el camino recto en lugar de la ruta torcida hacia el Infierno.
Fue en la ciudad sagrada de Jerusalén, en el área sagrada de la Masyid Al-Aqsa[5]que el Profeta Muhammad comenzó la siguiente etapa de su milagroso Viaje Nocturno. El Profeta Muhammad ascendió al cielo más bajo desde una roca. Esta roca puede hallarse dentro del Domo de la roca, el símbolo más famoso de Jerusalén. No debe confundirse con el edificio actual de la Masyid, que se encuentra del otro lado del complejo de Al-Aqsa. Toda el área es la Masyid, pero allí existen muchos edificios separados. Es importante recordar que aunque el Domo de la Roca se encentra dentro del complejo de la Masyid, no es la Masyid Al-Aqsa y no es el lugar de postración donde el Profeta Muhammad dirigió en oración a los Profetas anteriores. Desde la roca, ahora cubierta por el reconocido domo dorado, el Profeta Muhammad ascendió al más bajo de los cielos en compañía del Ángel Gabriel.
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