Reflexiones filosóficas (parte 2 de 5)
Descripción: Esta serie de artículos proporciona un marco conceptual para responder las “grandes preguntas” relacionadas con nuestra existencia. La segunda parte nos insta a reflexionar sobre lo que es en realidad el éxito y si nuestra existencia tiene un propósito.
- Por Hamza Andreas Tzortzis
- Publicado 18 Apr 2016
- Última modificación 18 Apr 2016
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Éxito
"… ellos serán los exitosos". (Corán 7:157)
"Este es el éxito grandioso". (Corán 37:60)
Una de las mejores definiciones de éxito que he encontrado es "la realización de lo que se pretende". Por ejemplo, si tuviera la intención de aprender a conducir y pasara mi examen de conducción, ese sería un éxito. Como seres humanos, intentamos lograr cosas todo el tiempo, obtener un ascenso, ser nuestro propio jefe, ser un buen padre y esposo, viajar por el mundo o escribir un libro. Si logramos o completamos nuestros propósitos y objetivos, entonces podemos afirmar que hemos sido exitosos. Sin embargo, ¿esta visión del éxito es significativa? Yo diría que no lo es.
Si vivimos nuestras vidas para completar las cosas que queremos alcanzar, sin siquiera cuestionarnos la intención de nuestra propia existencia, no le hallaremos ningún sentido principal a nuestras propias vidas. Por lo tanto, nuestra visión del éxito es casi infundada y carente de valor real. Si cada persona completa su vida tratando de alcanzar todas las cosas que hemos mencionado y ni siquiera ha completado el sentido deseado para su vida, ¿pueden llamar a sus vidas exitosas? Incluso podemos preguntar: ¿Realmente importa si es que existieron en lo absoluto? Sus vidas pueden ser de alguna importancia relativa para las cosas que quieren lograr, pero ¿cuál es el sentido principal de completar sus propias vidas?
Veamos las cosas desde una perspectiva científica. Nuestros hijos, nuestros actos, nuestros seres queridos y todo lo que hacemos son solo arreglos de moléculas. Carbono y otros átomos en varias combinaciones conforman nuestras vidas, e incluso las cosas que queremos alcanzar. Desde esta perspectiva, la humanidad no es más importante que un enjambre de moscas o un rebaño de ovejas, pues todas están hechas de lo mismo. Además, si seguimos la línea científica de pensamiento, nuestro final tampoco tiene significado, simplemente morimos y ya. Esto es cierto para cada persona individual. Los logros sorprendentes de los científicos para el avance del pensamiento humano, las investigaciones en curso de la biomedicina para hallar la cura del cáncer, los esfuerzos de los políticos para establecer la justicia y la paz en el mundo, todo esto termina en la nada. Incluso si los seres humanos fuéramos a existir para siempre, la mera duración infinita de nuestras vidas no las haría más significativas, todavía carecerían de significado principal.
Los existencialistas como Jean-Paul Sartre y Albert Camus entendieron el sinsentido de la vida en ausencia del reconocimiento de nuestra existencia. Es por esto que Sartre escribió sobre la "náusea" de la existencia, y Camus vio la vida como absurda y como indicativo de que el universo no tiene sentido en lo absoluto. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche afirmó en declaraciones claras y concisas que el mundo y la historia humana no tienen significado en lo absoluto, ni sentido ni orden racional. Nietzsche argumentó que solo hay un caos sin sentido, un mundo sin dirección que no tiende hacia ningún fin.
Si hallamos el propósito de nuestra existencia, lo que le da significado último a nuestras vidas, y logramos alcanzar y completar dicho propósito, ese, de hecho, sería el éxito verdadero. En contraste con este tipo de pensamiento, alguien puede oponerse afirmando que toda esta discusión supone que algún tipo de entidad metafísica creó todo el universo con algún tipo de propósito. Esto es cierto, pero con eliminar dicho supuesto solo estaríamos presumiendo que el ateísmo es cierto. Adicionalmente, la conclusión lógica del ateísmo es que nuestra existencia misma no tiene sentido, lo que es una conclusión que no muchos ateos quieren seguir debido a que es contraria a nuestra naturaleza innata y a nuestra disposición psicológica. Así que las siguientes preguntas surgen de modo natural: ¿Cuál es el propósito de nuestra existencia, y qué perspectiva podría dar sentido a nuestra continua búsqueda de significado y éxito últimos?
Propósito
"¿A dónde irán?" (Corán 81:26)
"¡Señor nuestro! No has creado todo esto sin un sentido". (Corán 3:190)
"Dios creó esto con un verdadero propósito. Él explica los signos para gente de
conocimiento". (Corán 10:5)
El filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein, que inspiró uno de los dos principales movimientos filosóficos del siglo XX, dijo una vez: "No sé por qué estamos aquí, pero estoy bastante seguro de que no es con el fin de disfrutar de nosotros mismos". Wittgenstein no tenía la respuesta para la pregunta eterna de cuál es el propósito de la humanidad, pero señaló que debía haber un propósito, incluso si la respuesta no pudiera ser descubierta intuitivamente. Sin embargo, se puede argumentar que la suposición de que hay un propósito puede ser falsa, y si lo es, entonces no hay nada de qué preocuparse, y todos debemos simplemente seguir viviendo. Como explicó Albert Camus, el filósofo y periodista francoargelino premiado con el Premio Nobel de Literatura: "Nunca vivirás si estás buscando el sentido de la vida". El punto de Camus no es ontológico, no profundiza en la naturaleza de la realidad y su preocupación parece ser existencial; es decir, que lo importante es cómo la vida funciona para ti, la vida del individuo, independientemente de cualquier verdad detrás de la existencia. Así que, a la luz de esto, debemos preguntar: ¿Es razonable creer que tenemos un propósito?
Para responder esto, tomemos los siguientes puntos en consideración:
Probablemente estás leyendo esto en tu habitación, en tu silla, y sin duda llevas algo de ropa encima. Y yo te pregunto: ¿con qué propósito? ¿Por qué llevas ropas y cuál es el propósito que cumple la silla? Ya que estas son preguntas retóricas, no tienes que responderlas, puesto que todos sabemos las respuestas. El propósito de la silla es permitirnos sentarnos soportando nuestro peso; y nuestras ropas cumplen el propósito de mantenernos calientes, ocultando nuestra desnudez y haciéndonos ver bien. Ahora, permíteme transportarte de tu habitación a un bosque en algún lugar del mundo. Este bosque obviamente tiene árboles, y en un árbol en particular hay una polilla. Esta polilla está en este árbol bebiendo su savia, y por debajo de esta polilla hay otra polilla cuyo papel es un poco extraño, pues bebe el excremento de la primera polilla. Esto es debido a que la primera polilla elimina sus residuos de forma casi instantánea mientras bebe la savia. Probablemente estarás pensando a dónde voy con esto; pues bien, primero vamos a discutir cuál es el propósito de la segunda polilla. Su propósito es limpiar el excremento de la primera polilla a fin de evitar que escurra por el árbol y atraiga a hormigas y otros insectos que se animarían a viajar por el rastro y devorarían a la primera polilla. Así que, en términos sencillos, la segunda polilla es la póliza de seguro de la primera polilla.
Ahora consideremos esto: probablemente no sabías nada sobre esta polilla hace tres minutos, de hecho, si la polilla sufriera una muerte horrible no te habría importado, o al menos no mucho. Sin embargo, le atribuimos un propósito a una criatura tan insignificante; y volviendo con nuestras ropas y la silla, que son objetos inanimados con ninguna facultad emocional ni mental, ¡a ellos también les atribuimos un propósito! Aun así, ¿no le atribuimos un propósito a nuestra existencia? ¿No es eso absurdo?
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