Reflexiones filosóficas (parte 1 de 5)
Descripción: Esta serie de artículos proporciona un marco conceptual para responder las “grandes preguntas” relacionadas con nuestra existencia. La primera parte discute la necesidad de buscar la verdad.
- Por Hamza Andreas Tzortzis
- Publicado 18 Apr 2016
- Última modificación 18 Apr 2016
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Estas reflexiones filosóficas son mis ideas sobre la verdad, el éxito, el propósito, la muerte, el pensamiento y la cosmovisión. Están escritas con la intención de expresar el pensamiento inicial que me llevó a mis actuales conclusiones sobre la vida. De forma deliberada, he terminado con preguntas en lugar de respuestas, pues deseo proporcionar un marco conceptual para los lectores que no comparten mi visión del mundo, a fin de que busquen las respuestas por sí mismos. He incluido versículos coránicos relevantes como recursos literarios introductorios para evocar el pensamiento y establecer una escena mental. Este enfoque es un tema importante en el Corán, ya que este a menudo menciona: "¿Acaso no reflexionan?".
Hay un proverbio africano que afirma que "quien hace preguntas no puede evitar las respuestas", así que confío en que estas reflexiones evocarán el pensamiento y facilitarán la orientación para aquellos que la busquen.
Verdad
"La verdad proviene de tu Señor, no seas de
los indecisos [aun ante las evidencias irrefutables]". (Corán 2: 147)
"Y no mezclen la verdad con falsedades ni oculten la verdad a sabiendas". (Corán
2: 42)
La cuestión de la verdad ha dejado perpleja la mente de prácticamente todo ser humano que ha vivido en este planeta. ¿Qué es la verdad? ¿Cómo podemos llegar a conocer la verdad? ¿Existe tal cosa llamada verdad? Este tipo de pensamiento se remonta al antiguo filósofo griego Sócrates, quien desde joven se cuestionó y buscó sin cesar la verdad. Sin embargo, en nuestros días no pensamos realmente en conceptos como la verdad. Es probable que hayamos exigido: "¡Dime la verdad!", si sospechamos que un amigo nos traiciona, o "juramos decir la verdad" en una corte legal; pero cuando se trata de nuestra existencia y de cuestionar lo que significa ser humano, nos olvidamos de la verdad y adoptamos por filosofía el escepticismo.
El escepticismo responde de forma negativa la siguiente pregunta: ¿Podemos saber algo? Esto implica, en esencia, la creencia de que la verdad acerca de la vida y del universo jamás puede ser conocida. Fundado por Pirrón de Elis, el escepticismo fue defendido y puesto por escrito por el filósofo griego Sexto Empírico, quien fue el primero en detallar y codificar dicha doctrina. Esta escuela de filosofía es común en la sociedad actual; sin embargo, su enfoque con respecto a la verdad ya no se justifica pues podemos descubrirla, y la única forma de hacerlo es con el cuestionamiento insistente e incesante. Sócrates fue un gran cuestionador y de esta manera logró que sus oponentes se dieran cuenta de la verdad, debido a que él creía que la verdad siempre estaba dentro de nosotros. Por ejemplo, hay muchos principios universales que jamás podremos negar, y negarlos significaría negar el conocimiento mismo. Podemos ilustrar esto tomando dos tablones de madera de la misma longitud: ¿sabemos que son iguales porque tienen el mismo largo o conocemos el concepto de igualdad antes de nuestra experiencia? Esto se debe a que tenemos el concepto innato de igualdad, que nos permite ver que los tablones de madera tienen la misma longitud. Además, sabemos que la mitad de algo es menos que el todo, y sabemos la verdad del hecho de que todos los padres son hombres. Estas ideas y conceptos innatos son conocidos en epistemología como a priori, que significa conocimiento independiente de la experiencia.
Desde una perspectiva práctica, la posición escéptica es insostenible, ya que conocemos la verdad de las leyes de la física que permiten a los puentes soportar grandes pesos, incluyendo las leyes que les permiten a los barcos flotar. Si una posición escéptica fuera asumida cuando construimos nuestras casas, ¿estaríamos de acuerdo en implementar el diseño del arquitecto? El filósofo polaco Leszek Kolakowski escribió:
"Podríamos decir: Bueno, ya que no sabemos nada, ¿qué sentido tiene construir teorías que no tienen base alguna? Pero si los filósofos y eruditos hubieran intentado seriamente conseguir tal serenidad autosatisfecha, ¿habrían sido capaces de construir nuestra civilización? ¿Habría sido inventada la física moderna?"
De modo que existen algunas verdades universales con cuya aceptación podemos sentirnos seguros, y la manera de descubrir nuevas verdades es utilizar estas verdades universales como punto de partida, lo que se denomina fundamentalismo epistémico en el lenguaje de la filosofía.
La importancia de la verdad ha sido enfatizada por muchos pensadores actuales y del pasado. El antiguo filósofo Platón dijo: "¿Acaso no es algo malo ser engañado respecto a la verdad, y no es algo bueno saber qué es la verdad? Pues asumo que por conocer la verdad te refieres a conocer las cosas como son realmente". Entonces, ¿por qué es importante buscar la verdad? El significado de la verdad no es solo intuitivo, es algo que nos da una sensación de realidad, de que las cosas son reales. En ausencia de la verdad, la vida puede parecer irreal e ilusoria en cierto sentido. Además, muchos psicólogos han reconocido que los seres humanos quieren estar en lo correcto y buscan aprender de las normas sociales cuando están inseguros acerca de las cosas, este proceso psicológico se conoce como "influencia social normativa e informacional". Desde este punto de vista, la búsqueda de la verdad es muy importante, ya que tiene la posibilidad de darle forma a lo que somos o a la persona que queremos ser.
Otra forma de ver esto es que no buscar la verdad equivale a mentirnos a nosotros mismos, o incluso a aceptar una mentira, puesto que cualquier cosa distinta de la verdad sería aceptar su opuesto. De modo que la búsqueda de la verdad sería un medio para tratar de ser más sinceros con nuestra propia existencia, pues sería buscar establecer la verdad de quiénes somos y de la vida que estamos viviendo. Finalmente, aferrarse a la visión escéptica de que no hay verdad es autoengañarse, debido a que la afirmación de que no hay verdad es realmente una afirmación falsa, de modo que, ¿cómo podría alguien afirmar que el escepticismo es verdadero, pero todo lo demás no lo es? Esa es la inconsistencia de la visión escéptica; ¡un escéptico afirmaría la verdad del escepticismo, pero negaría todas las demás verdades! En consecuencia, no importa qué posición sostengamos, igual tenemos que aceptar una verdad, y en ese sentido, ¡vamos a comenzar a buscar la verdad!
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