Elevación del estatus de la mujer (parte 1 de 5): Puntos de vista en el mundo

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Descripción: Tomado de la conferencia dictada en la Universidad McGill en Canadá, sobre cómo el Islam elevó el estatus de la mujer. Parte uno: Una explicación de las diferencias fundamentales en las perspectivas mundiales entre el Occidente y el Islam concernientes a la mujer, y una mirada a las visiones griegas y cristianas tempranas sobre la mujer.

  • Por Ali At-Timimi
  • Publicado 03 Jan 2011
  • Última modificación 03 Jul 2011
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Elevation_of_Women__s_Status_(part_1_of_5)_001.jpgEl Islam ha elevado el estatus de la mujer. Muchos, al escuchar esto, pueden asumir que se trata de una contradicción porque la idea prevalente –al menos en Occidente– es que el Islam no eleva el estatus de la mujer, sino que la oprime y suprime. En relación a esto se puede decir que hoy hay básicamente dos puntos de vista en el mundo. Estas dos visiones frecuentemente están en conflicto, no sólo a nivel personal donde los seres humanos individualmente toman posiciones, sino también a un nivel internacional en términos del debate sobre la autenticidad y la veracidad de ambas.

El primer punto de vista es la visión liberal de Occidente. Una visión que clama tener sus raíces en las tradiciones judeocristianas que probablemente, basados en investigación, en realidad corresponde a una visión aparecida luego de la Reforma, ideas que tienen raíces en el secularismo y la cosmovisión mundial que apareció después, ya en la “era de la ilustración”.

 La segunda visión es la de los musulmanes –la visión del mundo islámico–, y esta visión establece que sus raíces e ideología se basan en la revelación dada por Dios (o Allah, en árabe) al Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. Aquellos que proclaman esta visión dicen que puede ser usada por la humanidad en todo tiempo y lugar, y que su relevancia y beneficio no están restringidos a cierto periodo de tiempo, área geográfica o etnia. De la misma manera, los adherentes a la primera visión, la del secularismo occidental y la tradición liberal, creen que su visión del mundo, ideas, cultura y civilización son la mejor para la humanidad. El autor norteamericano, Francis Fukujama, escribe en un libro titulado El Fin de la Historia y el Último Hombre. En este libro básicamente él propone la teoría de que el desarrollo de la humanidad, en términos del desarrollo de sus ideas, ha concluido en el periodo final del pensamiento liberal secular y posteriormente nada nuevo vendrá para la humanidad. Sin embargo, en su libro, él agrega que la única parte del mundo que no ha adoptado este punto secular es el mundo islámico, y propone que habrá un conflicto en términos de esta ideología en dicho mundo.

Con esta breve introducción, uno de los temas en contención entre estas dos visiones mundiales –la del punto de vista secular occidental y la Islámica tradicional– concierne a las mujeres. ¿Cuál es la posición y el estatus de la mujer? ¿Cómo son percibidas las mujeres? ¿Son las mujeres elevadas en una cultura y oprimidas en otra?

La visión occidental es que las mujeres sólo son exaltadas en Occidente y que cada vez tienen más y más derechos con el pasar del tiempo, mientras que sus hermanas –dicen ellos– en el mundo islámico todavía están siendo oprimidas. Los musulmanes que afirman que es el sistema islámico el que provee la verdadera libertad para hombres y mujeres por igual, y que las mujeres en Occidente, al igual que los hombres, han sido engañadas con una idea de libertad que en realidad no es tal.

Cómo las mujeres son entendidas en el Islam no puede ser adecuadamente comprendido –y esto es más significativo, yo creo– a menos que uno entienda exactamente lo que podríamos llamar la filosofía básica o el entendimiento ideológico, porque este es, en realidad, un concepto teológico.

Primero, analicemos cómo son percibidas y entendidas exactamente las mujeres en la tradición occidental para comparar y contrastar perspectivas. Nosotros sabemos que la tradición occidental se ve a sí misma como la heredera intelectual de las tradiciones griegas que existían antes de Jesucristo, la paz sea con él; por consiguiente, muchas de estas tradiciones intelectuales de Occidente están fundadas en alguna medida en los escritos de los primeros filósofos griegos como Aristóteles y Platón, etc.

¿Cómo veían ellos a las mujeres? ¿Cómo eran las ideas de Aristóteles y Platón sobre las mujeres? Cuando uno revisa el trabajo de los primeros filósofos griegos, se encuentra que ellos tenían unas visiones muy despectivas sobre las mujeres. Aristóteles en sus escritos argumenta que las mujeres no eran seres humanos completos y que la naturaleza de una mujer no era la de una persona completa. Como resultado, las mujeres eran por naturaleza deficientes, no podrían ser confiables y eran miradas con menosprecio. De hecho, escritos describen que las mujeres libres en muchos aspectos de la sociedad griega –excepto por las pocas mujeres de las clases de la élite– tenían posiciones no mejores que animales o esclavos.

Esta visión aristotélica de la mujer fue posteriormente llevada a la tradición cristiana temprana de la iglesia católica. Santo Tomas de Aquino en sus escritos propone que la mujer era una trampa de Satán. La historia de Adán y Eva suma otra dimensión a las tempranas ideas griegas de Aristóteles. Las mujeres eran la causa de la caída del hombre y, por consiguiente, eran una trampa de Satán. Y deberían ser miradas con precaución porque ellas causaron la primera caída de la humanidad y, por consiguiente, la maldad proviene de las mujeres. Este tipo de pensamiento fue persistente en los escritos de los padres de la Iglesia a través de la edad media. En ellos encontramos estos temas propuestos de una manera u otra. Sin embargo, después de la reforma protestante, Europa decide liberarse a sí misma de los grilletes y cadenas de la iglesia católica.

El conjunto de conceptos (ideas) propuestos durante la Iluminación o la Era de la Razón, crearon la sensación de una necesidad de cambio en las ideas y la forma de pensar. Muchas de estas ideas eran de naturaleza científica –como que la tierra giraba alrededor del sol, y no era el sol el que giraba entorno a la tierra–. De naturaleza teológica, como los escritos de Martín Lutero, y de naturaleza social como la posición de la mujer en la sociedad; sin embargo, los escritores de la Iluminación continuaron arrastrando este tema básico, sin mucho cambio: que la mujer no era un ser humano completo. Durante la revolución, escritores franceses como Rousseau, Voltaire y otros, miraban a la mujer como un peso que había que cargar. Debido a esto, Rousseau en su libro Emile propone una forma de educación diferente para la mujer, basado en el hecho de que la mujer era incapaz de entender lo mismo que los hombres eran capaces de entender.

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Elevación del estatus de la mujer (parte 2 de 5): entre dos extremos

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Descripción: Conferencia universitaria acerca de cómo el Islam eleva el estatus de la mujer. Parte dos: La postura de Occidente hoy como reacción a visiones previas, y la visión del mundo islámico concerniente a la mujer.

  • Por Ali At-Tamimi
  • Publicado 10 Jan 2011
  • Última modificación 10 Jan 2011
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Elevation_of_Women__s_Status_(part_2_of_5)_001.jpgEsta es la tradición que Occidente heredó. Posteriormente, encontramos en 1800 los primeros escritos hechos por mujeres, y algunos hombres, que hacen un llamado a cambiar estas ideas. Y allí encontramos los orígenes de los primeros movimientos feministas. Uno de los más tempranos libros escritos fue la Vindicación de los Derechos de la Mujer, por Mary Walsencraft, que apareció en el 1800. A continuación, empezó la tradición de que las mujeres recibieran ciertos derechos. Los primeros fueron, básicamente, derechos legales, porque hasta 1800 las mujeres no podían tener propiedad privada o disponer de sus bienes como lo hacían los hombres. Es conocido que las primeras leyes que permitieron a las mujeres tener bienes en Estados Unidos y Europa, aparecieron sólo después de las últimas décadas del 1800.

La Revolución Industrial causó otro ímpetu, otra búsqueda a este movimiento feminista. Las mujeres en la Revolución Industrial, especialmente en Inglaterra, eran forzadas a trabajar por muchas horas en las minas de carbón,etc., y su paga era bien baja comparada con la de los hombres. Por lo tanto, la primera convocatoria del movimiento fue que las personas que trabajan la misma cantidad de horas merecieran la misma cantidad de dinero o pago. Finalmente, se produjo una ruptura en este siglo de todo lo que era entendido desde la tradición occidental. Viniendo desde el último movimiento feminista que apareció después de la Segunda Guerra Mundial, un nuevo movimiento llamó a la emancipación de las mujeres no sólo en términos legales, sino que también cuestionó algunas morales sociales y llamó a una mayor libertad sexual para las mujeres y hombres por igual. Sostuvo que, básicamente, muchos de los problemas eran causados por la institución del matrimonio, el concepto de la familia, etc. Muchas personas escribieron concerniente a la necesidad de alejarse de todo esto.

Finalmente, en la década de 1990, el argumento prevaleciente en Occidente fue que se debe hablar de género y ya no de sexos. Esta idea fue expresada recientemente en un libro publicado hace un año, llamado The Age of Extrems (La Era de los Extremos)[1].

El autor analiza la idea de que no hay diferencia entre el género masculino o femenino, y que el género es sólo debido al medio ambiente. Por consiguiente, podemos cambiar el medio ambiente para que los hombres puedan tomar el papel de las mujeres y las mujeres tomar el papel de los hombres, cambiando la educación y el ambiente.

Aquí es hasta donde hemos llegado. Así que encontramos en esta tradición occidental de 2 500 años, que venimos del primer extremo que fue expresado por los griegos –en donde a las mujeres se les negaba su esencia humana– a este extremo expresado hoy –en donde no hay diferencia entre los sexos y es un asunto de género, clima y medio ambiente–. 

Esto es, claro, un breve resumen de la primera visión. No le hago justicia a esos 2 500 años en estos pocos párrafos, pero es para darnos una idea.

La otra visión de la que me gustaría hablar con más detalle es la visión islámica. ¿Cómo ve el Islam a la mujer? Bien, primero que todo, que los musulmanes, a diferencia, por ejemplo, de los filósofos griegos o los escritores franceses después de la Revolución Francesa, no sienten que sus conceptos, ideas y creencias sean las de los hombres. Sino más bien, ellos creen que lo que son enseñados, lo que practican, y todo lo relacionado a ello, es parte de la revelación divina hecha por Dios, y por eso su verdad y veracidad no es cuestionable, ya que es revelada. El argumento es que Dios sabe lo que es mejor para lo que Él ha creado. Él creó a los seres humanos, Él es un Dios de sabiduría, un Dios que todo lo conoce y, por consiguiente, Él sabe lo que es mejor. Él decreta lo que es mejor para la humanidad, que son Sus criaturas.  Por consiguiente, los musulmanes tratan de vivir un código de ley que es una expresión de esa creencia.

Ahora no quiero discutir los diferentes detalles del código de ley, porque eso, siento, no nos beneficiaria en esta presentación.

Aunque, probablemente, algo de eso salga en la sección de preguntas y respuestas, y estaré gustoso de considerar cualquier pregunta que puedan tener. Pero lo que me gustaría discutir es cómo el Islam ve a la mujer, por ejemplo, ¿cuál es la condición de mujer? ¿Pensaban los musulmanes como los primeros escritores griegos o los primeros padres de la Iglesia, que las mujeres no eran seres humanos completos? ¿Sentían que la mujer era una trampa de Satán y, por lo tanto, debe ser rechazada y considerada como algo maligno y peligroso? ¿Cómo percibían a las mujeres?

Investigando en las tradiciones islámicas que, como dije, están basadas en la revelación conocida como El Corán, encontramos que es algo muy claro que los musulmanes aprenden que hombres y mujeres comparten una unidad en su humanidad, es decir, que no hay diferencia respecto a su humanidad y el porcentaje de humanidad que tienen. Esto es algo que en la actualidad tomamos por obvio, pero –como expliqué anteriormente– en la civilización occidental temprana se pensaba que la mujer no era un ser humano completo.

Por lo que estas enseñanzas, que se dictaron hace 1 400 años, fueron una idea revolucionaria, en el sentido de que tan sólo hace 100 años en Occidente se acepta a la mujer como un ser humano completo en los círculos intelectuales. En un principio, las mujeres no eran consideradas así.

El Corán describe en árabe el origen de los seres humanos, la traducción podría ser la siguiente:

“¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre y una mujer, y os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis los unos a los otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Dios es el más piadoso”. (Corán 49:13)

Este versículo del Corán enseña que los seres humanos provienen de una pareja de hombre y mujer. Lo que indica es que tanto hombres como mujeres, en términos de su humanidad, son iguales. De la misma manera, otro versículo, que pertenece a un capítulo que se titula Las Mujeres porque la mayoría de los temas que trata corresponden a la mujer, dice en su traducción:

“¡Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os ha creado a partir de un solo ser, del que creó a su cónyuge…”

 …esta es una referencia a Adán y Eva,

“…e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres”. (Corán 4:1)

Es decir, que otra vez se establece que tanto el hombre como la mujer provienen de un mismo origen, una misma familia, un mismo par de padres. Esto muestra que comparten una humanidad completa.

De igual manera, en las tradiciones del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, que son la segunda fuente de la religión islámica, encontramos que él dice que las mujeres son mitades gemelas de los hombres. La palabra árabe que se utiliza es Shaqaa’iq, que yo traduzco como “mitades gemelas”, que significa un todo separado en dos mitades. El concepto es que existe una sola humanidad, una sola esencia que es compartida, y que hombre y mujer comparten eso. Este concepto es repetido en el Corán. Las palabras del Profeta Muhammad también enfatizan esto. Como dije, es un concepto muy importante de comprender para cuando reflexionamos en cómo la civilización occidental miraba a la mujer: no como un ser que compartía completamente la humanidad con el hombre.  

Y si bien en la actualidad no encontramos mención de eso, porque es algo asumido que tanto el hombre como la mujer son seres humanos, sabemos que es un concepto tardío en la civilización occidental. 



Footnotes:

[1] Age of Extremes: the short twentieth century, 1914-1991 (1994), del autor marxista británico Eric John Ernest Hobsbawm. Trad. castellana Historia del Siglo XX.

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La elevación del estatus de la mujer (parte 3 de 5): Una diferencia esencial

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Descripción: Una conferencia universitaria acerca de cómo el Islam eleva el estatus de la mujer. Parte tres: La diferencia entre las visiones del mundo occidental y la islámica, y un vistazo a algunos de los derechos otorgados a la mujer por el Islam hace más de 1 400 años.

  • Por Ali At-Tamimi
  • Publicado 17 Jan 2011
  • Última modificación 17 Jan 2011
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Elevation_of_Women__s_Status_(part_3_of_5)_001.jpgPasemos a otro nivel. ¿Cuál es el objetivo de la humanidad? ¿Cuál es el propósito de que los seres humanos existan en la tierra, y hasta qué punto deben esforzarse por alcanzarlo? ¿Qué les ocurrirá si se esfuerzan hasta ese punto, y qué les ocurrirá si no?

Como el islam es una religión que se ve a sí misma como la revelación de Dios y la verdad, los musulmanes sentimos que los seres humanos tienen un propósito determinado aquí en la tierra, y que en cada cosa que Dios ha creado hay sabiduría. No hay nada creado por juego o azar y, por consiguiente, los seres humanos tienen un propósito. Ese propósito ha sido elucidado en las enseñanzas del islam. Fuimos creados para adorar a Dios. Un versículo del Corán dice que Dios creó a la humanidad sólo para que lo adore; por consiguiente, la esencia de la humanidad es la misma para hombres y mujeres, ya que comparten el mismo objetivo, que es adorar a Dios. Este es el asunto más importante en la cultura y civilización islámica.

Como ustedes saben, la cultura y civilización islámica tiene sus raíces en la creencia religiosa. ¿La civilización norteamericana en qué tiene basada sus raíces? En los escritos de los padres fundadores de la patria norteamericana, en la Declaración de Independencia –y las ideas que contiene– y en la Constitución. Está basada en algunos de los argumentos entre la monarquía y la democracia, que fueron escritos por algunos de los primeros escritores y padres fundadores. Por lo tanto sus raíces están basadas en el pensamiento político. Sí, puede tener algunas tradiciones que son más antiguas y se extienden a algunas ideas tomadas de ciertas partes del cristianismo y similares, pero, en esencia es un pensamiento político, diferente al Islam, que es una religión en su esencia.   

La civilización del Islam, con más de 1 400 años de antigüedad, tiene sus raíces en la religión. Para un musulmán su objetivo mayor es servir a Dios, adorarlo sólo a Él, y esto es lo que significa la palabra Islam.

“Musulmán” no es una descripción racial, no es una categoría étnica. “musulmán” significa él que se somete, islam significa someterse al deseo de Dios, la sumisión voluntaria a Dios; por consiguiente, el Islam es una religión de sumisión a Dios. Entonces, hombres y mujeres comparten el mismo objetivo y se espera que cumplan las mismas responsabilidades, pues se requiere de ambos atestiguar que nadie, salvo Dios, merece ser adorado, sólo Dios; y que Muhammad es Su Mensajero, y este es el aspecto más importante de la religión islámica. Hombres y mujeres deben rezar cinco veces al día, que es el segundo pilar del Islam, deben ayunar el mes de Ramadán, deben realizar la peregrinación a La Meca, están obligados a dar de sus bienes en caridad, están obligados a tener la misma creencia, están obligados a tener la misma moralidad y código de comportamiento.

El hombre y la mujer comparten estos ingredientes esenciales del comportamiento islámico. Este concepto coloca al Islam en un lugar singular en la historia de las religiones. Por ejemplo, cincuenta años antes del nacimiento del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, quien nació en el 560 d.C. aproximadamente, encontramos que había una reunión de obispos en Francia, que discutían si la mujer poseía o no alma; y que si la poseía, ¿cuál sería su propósito en la tierra? ¿Era adorar a Dios? Y si adoraba a Dios, ¿iría al Paraíso? Al final, fue decidido que las mujeres sí tenían alma, lo que rompió con las tradiciones previas. Pero que su propósito no era de adorar a Dios, sino servir al hombre.

En el islam, sin embargo, la base de la sumisión no es que la mujer se someta al hombre, sino que ambos, hombre y mujer, se sometan a Dios. Por consiguiente, cuando usted lee los versículos del Corán, es claro que los obedientes, sean hombres o mujeres, obtendrán el Paraíso, lo que es la gran finalidad y objetivo en la vida de un musulmán y la base de esa civilización. De la misma manera, los que son desobedientes y los que son rebeldes a Dios y que no quieren adorarlo, también reciben el mismo castigo, sean hombres o mujeres. Es por esto que a través del Corán se encuentra la redacción dirigida a hombres y mujeres. La lengua árabe posee una conjugación diferente para los pronombres tanto masculinos como femeninos. El discurso del Corán utiliza ambas conjugaciones al dirigirse a los creyentes y a la raza humana en general. Esto podrán comprobarlo una y otra vez, no hay necesidad ahora de recitar todas las páginas, pero están ahí si alguien quiere saber.

En conclusión, encontramos tres bases: que comparten la misma humanidad, que tienen la misma finalidad en la tierra, y también que esperan la misma recompensa, que es la meta para la que están trabajando colectivamente como seres humanos. Y esto rompe, como dije, con tradiciones religiosas previas, y también conceptos políticos y sociales frecuentes en los filósofos antes de la llegada del Islam. Y, como resultado de esto, podemos decir que el Islam concedió a la mujer los derechos que probablemente tomamos por garantizados hoy, pero que fueron dados por Dios a hombres y mujeres aproximadamente hace 1 400 años. Estos derechos, como el derecho a la propiedad, el derecho a disponer de la propiedad según su voluntad mientras siguieran las leyes del Islam, que aplican igual para hombres y mujeres, y a algunos de los que hoy llamamos derechos políticos, como el derecho a entrar en un tratado con combatientes, son algo muy reciente en Occidente, relativamente hablando.

Uno de los derechos otorgados por el Islam en tiempos del Profeta Muhammad, era que si una mujer hacia un tratado con un combatiente de una fuerza atacante no musulmana, su tratado seria considerado, como fue el caso de una seguidora del Profeta Muhammad. En la iglesia católica esos seguidores serían llamados discípulos, los discípulos del Profeta Muhammad son sus compañeros y seguidores. Eran miles, no sólo doce como los de Jesucristo, y hay hombres y mujeres entre ellos. Cuando el Profeta Muhammad llegó a La Meca, una de sus seguidoras (discípulas), llamada Umm Hani, quien era una habitante de La Meca y una creyente en el Profeta Muhammad, acordó una protección para ciertos parientes de ella para que no fueran lastimados. Su hermano, que era uno de los principales compañeros del Profeta y quien se casó con su hija, Ali bin Abi Talib, quería ejecutar a dos de estos hombres que eran conocidos por perseguir a los musulmanes y combatirlos. Entonces, Umm Hani fue a donde el Profeta Muhammad y se quejó de que ella había acordado protección para ellos, y el Profeta lo reconoció dando protección a estos dos individuos.

Esto es lo que podríamos llamar, en la clasificación y terminología que ahora usamos, un derecho político. En el sentido de acordar protección para otra persona en estado de guerra es algo que es relativamente nuevo en Occidente, y era una tradición conocida en el mundo islámico hace 1 400 años. De la misma manera, en términos de lo que conocemos como participación pública, hay ciertos actos de adoración que son actos públicos en el Islam, y hay ciertos actos que son privados. Uno de los actos públicos es la peregrinación, siendo que hombres y mujeres peregrinan, y esto es uno de los pilares del Islam. De la misma manera, otro acto público de adoración son las dos oraciones del Eid, que ocurren dos veces al año: una después del peregrinaje y la otra después del mes de Ramadán. Hombres y mujeres participan en ello públicamente. También, tenemos un versículo en que se muestra que el contrato social entre hombres y mujeres es igual. Este versículo puede ser traducido de la siguiente manera:

“Los creyentes y las creyentes son aliados unos de otros, ordenan el bien y prohíben el mal, cumplen con la oración prescrita, pagan el Zakat y obedecen a Dios y a Su Mensajero. Dios tendrá misericordia de ellos; y Él es Dios, Poderoso, Sabio”. (Corán 9:71)

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Elevación del estatus de la mujer (parte 4 y 5): Iguales pero diferentes

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Descripción: Conferencia islámica acerca de cómo el Islam eleva el estatus de la mujer. Parte cuatro: Aunque hombres y mujeres son iguales en su humanidad y espiritualidad, el Islam enseña que son diferentes en sus roles de vida.

  • Por Ali At-Timimi
  • Publicado 17 Jan 2011
  • Última modificación 17 Jan 2011
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Entonces, encontramos en el versículo mencionado en la parte anterior que el contrato social entre hombres y mujeres, como individuos en la sociedad, es igual, ya que ambos buscan cumplir el objetivo más noble –ordenando aquello que es correcto, prohibiendo aquello que es perjudicial– y que comparten los dos actos mayores de adoración, que son la oración y dar en caridad. Comparten las creencias y obedecen a Dios y al Profeta Muhammad, que la paz y bendiciones de Dios sean sobre él; y, de igual manera, comparten la recompensa de recibir la Misericordia de Dios al final. Esto es un concepto muy  importante, que está en contradicción a lo que es hoy la tradición occidental. Y es, como lo mencioné antes, resultado de la posición extrema inicial de los filósofos griegos, de que las mujeres no comparten la humanidad. Como resultado de esta posición extrema salió otra posición extrema –al menos los musulmanes la consideran extrema– y es que no existe ninguna diferencia entre hombres y mujeres. 

Por consiguiente, la idea de tener género es un concepto que no es usado en un sentido biológico para hombres y mujeres, sino que el entendimiento hoy es que define los rasgos que delimitan la masculinidad y la feminidad, los rasgos sociales y demás son determinados por la crianza, la cultura y el medio ambiente, y que no hay una diferencia inherente en la forma en que los hombres y mujeres piensan o actúan o de lo que están hechos y demás. Y esta es la razón del por qué usan el término “género”.

Esta posición extrema es el resultado de la posición extrema inicial que ocurrió hace 2 000 años, cuando los griegos dijeron que las mujeres no poseían humanidad. Y como resultado de este proceso de 2 000 años, ahora llegamos al otro extremo –al menos esto es lo que los musulmanes dirían–, este extremo es que los hombres y las mujeres son iguales, que no existen diferencias.

El Islam, sin embargo, afirma que los hombres y las mujeres comparten la misma esencia humana, pero también afirma que los hombres y las mujeres son diferentes. Pero, ¿esta diferencia significa que los hombres son inherentemente buenos o que las mujeres son inherentemente malas? No. Y es por esto que cuando miramos uno de los versículos del Corán que nos ilustra sobre este aspecto, Dios nos habla de Su creación y de cómo el día y la noche son beneficiosos, y luego nos informa que Él creó al hombre y a la mujer. Luego, inmediatamente nos informa cómo los seres humanos deciden obedecerlo o desobedecerlo, algunos se esfuerzan por hacer lo que es beneficioso, otros por lo perjudicial. Pero, ¿cuál es el ejemplo aquí? Dios menciona el día y la noche y luego menciona al hombre y a la mujer. Lo que se entiende es: sí, la noche tiene un propósito, y siempre encontrarás en el Corán, versículo tras versículo, que la noche tiene una sabiduría tras de sí. Y también le dice a la humanidad que si hubiera existido sólo la noche y no hubiera existido la luz del sol, la vida como la conocemos no existiría en la tierra. En este contexto, los científicos nos informan que si no fuese por la luz solar nuestros cuerpos no funcionarían correctamente, sin mencionar que las plantas no podrían sobrevivir sin ella ni, por ende, la vida humana en el planeta. Y de la misma manera, detrás del día hay sabiduría. Pero, ¿podríamos argumentar y decir que el día es bueno y la noche mala? No. Del mismo modo, el hombre y la mujer tienen sus roles. ¿Acaso alguien puede decir que el rol del hombre es inherentemente bueno o el rol de la mujer es inherentemente malo? No. ¿O alguien puede decir lo opuesto a esto –que el rol de la mujer es inherentemente bueno o el role del hombre es inherentemente malo? No. Pero ambos tienen un rol.

Este es el argumento principal entre el pensamiento occidental y la creencia islámica. El pensamiento occidental básicamente aceptó –excepto por algunos rincones de pronto en el Vaticano o algo así– que el hombre y la mujer comparten su humanidad y que son iguales. Los musulmanes han creído esto durante 1 400 años. Pero la diferencia es que en el pensamiento occidental, como reacción a la idea inicial de que las mujeres no comparten plenamente la humanidad, el argumento es que los roles de hombres y mujeres en la sociedad sólo se definen por la cultura, el medio ambiente y la educación, por lo que realmente no existe un verdadero rol para los hombre ni un verdadero rol para las mujeres, y que esto se puede cambiar si sólo le enseñamos correctamente a la sociedad. Pero en el Islam hay un rol definido para los hombres y un rol definido para las mujeres. ¿Quién es el que define esta función para los hombres y las mujeres? Su Creador. Esta es la principal – si desea utilizar el término filosófico, a pesar de que es un término impreciso en este sentido; pero lo queremos utilizar por la falta de un término mejor– diferencia filosófica, ideológica o teológica entre los dos argumentos opuestos.

Ahora, dicho esto, es importante entender que cuando el Islam le dio estos roles a hombres y mujeres por igual, designó responsabilidades iguales a las obligaciones de ambos. Les daré un ejemplo para ello: el Islam dice que las mujeres son por naturaleza maternales, no por tradición cultural o sistema sociológico, si no que inherentemente son mejores proveyendo y cuidando a los hijos. Existe aquí un vínculo más allá de la tradición, un vínculo psicológico que es más que una simple tradición de los seres humanos. Como resultado de esto, se ha puesto mayor responsabilidad sobre las mujeres con respecto a los hijos que sobre los hombres. 

Al mismo tiempo, las obligaciones que tienen los hijos con respecto a la madre en el Islam son mayores que las que tienen con respecto a los padres, y es por esto que cuando el Profeta Muhammad fue preguntado por uno de sus compañeros: “¿A quién le debo mayor cuidado y atención?” El profeta respondió: “A tu madre”. Luego, el hombre preguntó una segunda vez, y el Profeta respondió: “A tu madre”, y una tercera vez, y de nuevo respondió: “A tu madre”; y luego una cuarta vez, y recién  respondió: “A tu padre”.

De la misma manera, en el Corán encontramos que le dice al ser humano que su madre lo cargó con dificultad, haciendo referencia al parto y otras dificultades del embarazo y la crianza, y luego lo alimentó por dos años, amamantándolo; y nos dice que seamos amables con nuestros padres y nos recuerda a nuestra madre primero que a nuestro padre.

El punto es que, aunque ha definido un rol de la mujer con los hijos que es diferente al rol del padre, al mismo tiempo le da a la mujer el honor y el respeto de sus hijos que es mayor al que reciben los padres. Los padres reciben su honor y respeto, no es que estén fuera del panorama, pero es dado de acuerdo a su grado de responsabilidad. De la misma manera, porque la madre inherentemente –no sólo por tradición cultural– tiene algo que hace el vínculo más fuerte, entre ella y su hijo, que los hombres. Ella recibe un mayor respeto y honor de su hijo y, al mismo tiempo, se le exige una mayor obligación.

Sólo cito esto como ejemplo para mostrar que, mientras el Islam reconoce la diferencia entre los sexos, no acepta el concepto de que el género es solo un asunto de crianza o tradición cultural, porque existen diferencias inherentes en los hombres y mujeres y es un resultado de esto las obligaciones y responsabilidades de cada uno de los sexos. De este asunto podemos concluir otro, y es que, aunque los hombres y las mujeres son diferentes, no están en contraposición el uno del otro –que es la base de muchos pensamientos occidentales, y en especial de la tradición feminista– ni que existe una lucha entre hombres y mujeres, “una lucha de sexos”, como es dicho popularmente. Esto no existe en el Islam. Los hombres y mujeres trabajan en tándem, tal como la noche y el día, y se vive de noche y de día. No se puede vivir sólo de noche, y no se puede vivir sólo de día; del mismo modo, los hombres y las mujeres no están en contra el uno del otro, no se enfrentan entre sí, sino que comparten el mismo objetivo, el propósito mismo de ser, la misma humanidad. Tienen roles diferentes, pero esos roles se complementan y se necesitan mutuamente para el éxito de la humanidad, no solamente en este mundo, sino que también –obviamente, como los musulmanes creen en la vida del más allá– en la vida después de la muerte, lo cual es el objetivo final de los musulmanes.

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Elevación del estatus de la mujer: Conclusión (Parte 5 de 5)

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Descripción: Una conferencia universitaria acerca de cómo el Islam elevó la condición de la mujer. Parte cinco: ¿Cómo el Islam salvó la situación de la mujer?

  • Por Ali At-Timimi
  • Publicado 24 Jan 2011
  • Última modificación 24 Jan 2011
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Elevation_of_Womens_Status_(part_5_of_5)_001.jpgEchemos un vistazo a la aplicabilidad de estos programas. Hemos discutido muchas de ideas, pensamientos, creencias y conceptos históricos; pero, ¿cuándo se aplican realmente?, ¿cuál de los dos puntos de vista es más exitoso?, ¿cuál trae más felicidad a la humanidad?, ¿será el punto de vista occidental secular o el punto de vista islámico? Tengo un ejemplo concreto que me gustaría compartir con ustedes. Cuando estuve en Beijing, este pasado verano, en la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la mujer, había una plataforma de acción que se estaba debatiendo en las diferentes naciones y organizaciones. El objetivo de la plataforma de acción fue levantar, elevar y mejorar la situación de la mujer en todo el mundo, que son, por supuesto, objetivos nobles y correctos, sin lugar a dudas. La plataforma de acción fue dividida en diferentes áreas: la pobreza, la salud, las finanzas, los conflictos y la violencia, y así sucesivamente. El doceavo tema en cuestión de la plataforma de acción era sobre las jóvenes y el estatus de las niñas –futuras mujeres– en el mundo. El país que fue el anfitrión de la conferencia, China, es conocido por su práctica de realizar miles de abortos anualmente si el feto es una niña. La razón es su gran población. A las parejas chinas sólo les es permitido tener un hijo, y los chinos, por tradición, ven a las mujeres como menos que los hombres, como resultado, usualmente matan a las niñas, con la esperanza que sus esposas den a luz un niño.

Este es un tema que existe, pero, debido al hecho de que el anfitrión fue China, las Naciones Unidas no quisieron hablar mucho del asunto, porque no era políticamente correcto hablar de esto en China. Por otra parte, a pesar de que han podido pasar algunas regulaciones, las plataformas de acción y ciertos compromisos que les han requerido a los ciudadanos del mundo hacer seguimiento, lo más probable es que al final de cuentas en 25 o 30 años el estatus de los niños en el mundo no habrá cambiado en realidad.

Una de las principales razones por las que fue creada las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial, fue la masacre de muchos seres humanos, incluido seis millones de judíos en Europa, y, sin embargo, 50 años después, en el año de la cincuentava celebración de la ONU, tuvo lugar un genocidio en Bosnia, Europa. Todos los actos en pro de los derechos humanos, todas las declaraciones que se hicieron en los últimos 50 años, y aun así ocurre una masacre.

Ahora, cuando el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue enviado a los árabes, estos tenían la costumbre de matar a sus hijas pequeñas.

Los árabes hacían esto por numerosas razones, la mayoría de las veces por la pobreza. Siendo un pueblo mayoritariamente beduino, sin industria y con pocos medios de comercio, la vida era muy difícil. Como resultado de su miedo a la pobreza, a sus hijas pequeñas las enterraban. Este es un hecho que fue mencionado en el Sagrado Corán y era bien conocido en la época del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. En el Corán Dios condena el asesinato, que las niñas fueran enterradas vivas, así como la actitud de los árabes hacia ellas. Un versículo en el Corán dice:

“Cuando se le anuncia a uno de ellos [el nacimiento de] una niña, se refleja en su rostro la aflicción y la angustia, por lo que se le ha anunciado se esconde de la gente avergonzado y duda si la dejará vivir a pesar de su deshonra o la enterrará viva. ¡Qué pésimo lo que hacen!…” Corán (16:58-59)

Esto es una condena a dicha práctica. Así mismo, muchos de los compañeros del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, antes de aceptar el Islam, mataron a sus hijas. Un hombre vino donde el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, y le dijo: “He matado a diez de mis hijas durante mi vida, ¿acaso tengo posibilidad de alcanzar el Paraíso? ¿Dios aceptará mi arrepentimiento por este pecado ahora que he dejado mi religión pagana anterior en la que adoraba ídolos y mataba a niñas inocentes?” Dentro de una generación en 23 años –el tiempo durante el cual el Profeta predicó entre los árabes–, la práctica de matar a las hijas mujeres fue desterrada y ya no existe en Arabia. Pero esto no se detuvo aquí, sino que se modificó la actitud hacia la mujer en todos los aspectos.

En el más allá, las personas que obedecen a Dios no reciben otra recompensa sino el Paraíso. Una vez más, este es el mayor objetivo de los musulmanes, y su mayor motivación y razón de existencia. El Islam no sólo trató de remover ese horrible sentimiento que los motivaba a asesinar a sus propias hijas, sino que también incluyó la introducción de un aspecto positivo, como es la educación y la crianza, lo que me lleva a mi último punto. Los derechos humanos son algo que podemos observar en la Declaración de Derechos Humanos previa, sin tener en consideración si son verdaderos o falsos, pero no han sido capaces de alcanzar el objetivo que proclaman como ejemplo de derechos humanos, tal como lo demuestra la masacre de civiles en Bosnia.

Concluimos que la civilización islámica, a diferencia de otras civilizaciones, está basada en la revelación, pero es en su esencia apoyada y fundada por mujeres.

La primera persona que creyó en el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue su esposa Jadiyah, y fue a través de su dinero, de su apoyo y aliento que el Profeta fue capaz de expandir el mensaje del Islam en su primer año de profecía. Los paganos no tenían el concepto de libertad de culto en el que cada uno pudiera tener su propia creencia. Esto no era practicado por los paganos de arabia, ellos veían esto como una insurrección, lo veían como un cambio en sus costumbres, y buscaron detenerlo a través de la tortura, asesinando y otras formas de opresión. De la misma manera, intentaron detener la difusión de la revelación islámica, esta tradición, cuando el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, empezó a predicar a la gente de arabia. Sin embargo, como resultado del mensaje de Muhammad hay más de 1 500 millones de musulmanes en el mundo hoy. Se encuentran en cada uno de los continentes del planeta, incluso en Pekín, donde la asamblea de la ONU fue convocada.

En Pekín hay una mezquita que tiene más de mil años de antigüedad. Esto muestra cómo el crecimiento del Islam o el espíritu del Islam no es un fenómeno del Medio Oriente o un fenómeno árabe, sino que se extiende a través de todas las razas del mundo.

¿De dónde viene esta enseñanza? Por supuesto, cuando el profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, murió después de 23 años de predicar el Islam, este solamente estaba en zonas árabes. El Islam se extendió mayoritariamente por cuatro o cinco individuos cercanos al Profeta. Uno de ellos fue Aisha, la esposa del Profeta. Ella fue una de las personas que narró dichos sobre el Profeta, y también está entre las tres, cuatro o cinco personas que más veredictos han pronunciado y explicado versículos del Corán, así como dichos del Profeta.

Si se observa a cualquier otra civilización en la historia de la humanidad, pocas veces se encuentran mujeres desempeñando un papel en su establecimiento en el que puede ser atribuido a su esfuerzo.

Los famosos griegos, como los filósofos Platón, Aristóteles y otros, todos fueron hombres. Los escritos de los padres de la Iglesia fueron escritos por hombres, y hasta hoy, la idea de mujeres eruditas está limitada en algunas áreas de la Iglesia. Los escritores franceses en la revolución francesa y Voltaire y los rusos eran hombres. Los padres fundadores de los Estados Unidos eran hombres. Aunque sorprenda a muchos, la civilización islámica debe muchísimo al papel que jugaron las mujeres  en la transmisión y el establecimiento de su comunidad. Fundamental, y esto es un asunto histórico que no está abierto a interpretación, es un hecho, fue el papel de estas personas que transmitieron las enseñanzas del Profeta, y fueron las personas que lo apoyaron en lo sucesivo. Estos son sólo algunos pensamientos e impresiones acerca de cómo el Islam elevó el estatus de la mujer.

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